dimarts, 28 d’abril del 2009

Palabras quemadas

Antonio Orihuela: Palabras quemadas: de la propaganda política en España (1975-1979)

Con mensajes que llamaban a la lucha callejera o a la organización partidista y sindical, la propaganda política de oposición o ilegal fue uno de los principales medios que utilizó el movimiento antifranquista para expresar sus deseos y reivindicaciones. "Representaba, señaló Antonio Orihuela en el inicio de su intervención en el seminario Medios de masas, multitud y prácticas antagonistas, la irrupción en la esfera social de lo reprimido, el descubrimiento para la gente común de una parcela del espectáculo que hasta entonces se le había sustraído". Su objetivo era complementar el resto de las acciones que se emprendieron en aquellos años para derribar las estructuras del régimen franquista. De este modo, la propaganda de agitación constituía un documento público -ofensivo y defensivo- del descontento que sentían amplias capas de la población ante la gestión del gobierno, recogiendo sus miedos e ideales, sus agravios y aspiraciones, su deseo de que se produjera un cambio radical en la sociedad.
Frente a esta propaganda de agitación de carácter artesanal y de tono inflamatorio y exaltado, en la actualidad, la publicidad política se articula en torno a lemas neutros y previsibles, intercambiables entre unos partidos y otros. Las campañas electorales están diseñadas por agencias de marketing que las conciben como si se tratara del lanzamiento de un producto comercial. Su propósito no es convencer con argumentos o ideas, sino persuadir a la mayor cantidad de votantes posibles y para ello tienen que recurrir a mensajes fácilmente digeribles que nunca se desvían de una prudente y aburrida corrección estilística y de contenidos. "La militancia, subrayó Orihuela, ha sido sustituida por la mercadotecnia".
La profesionalización de la propaganda política se inició ya en las primeras elecciones democráticas, y desde entonces ha ido acaparando grandes inversiones monetarias (con un primer punto de inflexión en 1982) que certifican la alianza entre los partidos mayoritarios y el poder financiero (con todo lo que eso conlleva). Con la normalización democrática y la consolidación del bipartidismo, se ha profundizado aún más en esa alianza lo que, según Antonio Orihuela, ha terminado convirtiendo las elecciones en "un ritual monótono y desalentador". Por el contrario, la propaganda de agitación que se realizó entre 1975 y 1979 la diseñaban y distribuían los propios militantes que, en muchos casos, llegaban a correr riesgos personales. "Fue una propaganda, subrayó Antonio Orihuela, hecha desde el suelo. Y, por eso mismo, muy heterogénea y libre, rica en conceptos, argumentos y propuestas".
Desde un punto de vista estilístico, en algunos carteles de esta propaganda de agitación encontramos referencias a las vanguardias históricas (recursos tipográficos, modismos lingüísticos...), así como a los iconos más emblemáticos de la lucha antifranquista (por ejemplo, la paloma de la paz de Picasso) y al rico imaginario gráfico de la II República y de la Guerra Civil. El Guernica, por ejemplo, fue utilizado en gran cantidad de ocasiones, tanto reproduciéndolo en su integridad como seleccionando algunos de sus fragmentos más significativos. En otros carteles se aprecian influencias del pop art (algunos de ellos remiten directamente a las obras de Equipo Crónica), de la estética minimalista o de la iconografía de la Bauhaus.
Estas imágenes se realizaron con medios muy precarios y, por lo general, se caracterizaban por su extrema sencillez formal y su intensa expresividad (recurriendo con frecuencia a un lenguaje épico, poético y exaltado). En este sentido, Antonio Orihuela mostró una serie de carteles que pedían la amnistía de los presos políticos en 1976 o en torno al llamado Caso Scala, un incendio de una sala de fiesta de Barcelona atribuido a activistas anarcosindicalistas (aunque se sospecha de la autoría en la sombra de miembros de las fuerzas de seguridad) que tuvo nefastas consecuencias para la CNT. A su vez, Orihuela presentó un cartel de la UPA (Unión Popular Antifascita) -una organización adherida al FRAP- diseñado por el colectivo El Cubri, así como varias piezas gráficas vinculadas al controvertido PCE(r) -Partido Comunista de España Reconstituido-, el brazo político del GRAPO.
A menudo, los carteles denunciaban casos concretos de detenciones ilegales o de asesinatos, como el de un militante de la Unión do Povo Galego-UPG (un partido que ahora forma parte del BNG) o el de la joven Yolanda González (integrante del Partido Socialista de los Trabajadores-PST que fue asesinada por miembros del denominado Batallón Vasco-Español). "No hay que olvidar, señaló Antonio Orihuela, que en la transición más de un centenar de personas fallecieron a causa de la brutalidad policial y de los ataques de grupos de extrema derecha. Creo que sería necesario que las asociaciones que abogan por la recuperación de la memoria histórica también reivindiquen a estas víctimas".
Durante aquellos años, también se elaboraron numerosos carteles sobre luchas sindicales y vecinales ("fue la época dorada del asociacionismo vecinal", recordó Orihuela) o que expresaban reivindicaciones -inéditas hasta entonces en España- de índole ecologista, feminista y antimilitarista. Por su parte, las formaciones de extrema derecha trataron de responder a esta eficaz y prolífica propaganda de agitación puesta en marcha por la izquierda más combativa con una actualización de su propia imaginería gráfica, recurriendo profusamente a símbolos y consignas pro-franquistas.
Con un lenguaje más contenido y pragmático, la propaganda de los partidos que aspiraban a tener representación parlamentaria aludía a valores respetuosos con las reglas del juego y el orden social, político y económico. Era una propaganda que llegaba desde el cielo ("desde las vallas iluminadas, desde las banderolas"), destinada a la fabricación del consenso y que trataba a los potenciales votantes como clientes, como "simples grupos de consumidores de un imaginario político estándar". En este punto de su intervención, Orihuela presentó carteles de partidos como Izquierda Democrática, Partido Socialista Democrático Español (ambas formaciones terminaron integrándose en la UCD) o Convergencia Democrática de Cataluña en los que aparecen elementos icónicos (manos unidas, soles saliendo por el horizonte...) que remiten a un consenso desideologizado en el que se disuelven las diferencias de clase y los antagonismos.
En diciembre de 1976 se celebró un referéndum sobre la Ley para la Reforma Política que aunque no representaba la primera convocatoria electoral promovida por las instituciones franquistas, sí fue la primera ocasión en la que se pudo realizar una tímida campaña de oposición a las tesis oficiales (en este caso, a favor de la abstención). A su vez, ciertos sectores de la extrema derecha, al sentirse traicionados por el gobierno, iniciaron su proceso de conversión en partido político.
Frente a la maquinaria publicitaria apabullante que puso en marcha el gobierno (que costó más de 10.000 mil millones de pesetas), la propaganda de agitación de los partidos que se oponían a la ley (tanto los de izquierda como los de derechas) tuvo que suplir la falta de recursos con ingenio y creatividad. En este sentido, destacan algunos carteles de la Coordinadora Democrática de Asturias (CDA) en los que se recurría a elementos icónicos contemporáneos o a inteligentes juegos de palabras para denunciar el control del gobierno sobre los medios de comunicación, expresar su profunda disconformidad con la ley ("Asturias así, no vota") o incidir en las implicaciones económicas derivadas de esta reforma ("Los frutos del reformismo: despido libre y referéndum"). Orihuela también mostró un cartel del PSOE en el que se pedía la abstención (argumentando que la ley era insuficiente y no ofrecía auténticas garantías democráticas) y otro de Falange Española de las JONS en el que se abogaba directamente por el "no" (pues, para ellos, abstenerse era una consigna marxista y votar "sí" suponía volver a los "tiempos de la República y de los nacionalismos disolventes").
Elaborada con medios tecnológicos muchos más avanzados, la propaganda institucional para informar sobre el referéndum "inundó literalmente España" a través de anuncios en los principales medios de comunicación y de vallas publicitarias repartidas por numerosos puntos de la geografía nacional. En uno de esos anuncios, aparecía en primer plano el mensaje imperativo "Habla pueblo" sobre un fondo en el que se veía una mano introduciendo un voto en una urna. A juicio de Orihuela, ese enunciado reflejaba "un deseo manifiesto de negar como clase lo que se afirmaba como nación" y, en gran medida, su eficacia derivaba de que seguía tratando a la gente de forma parecida a como lo había hecho el paternalismo franquista. "Habla pueblo, añadió Orihuela, en realidad quería decir, en coherencia con la lógica autocrática franquista, pueblo di sí". Desde luego, esta campaña institucional (una de las más caras de la historia de la democracia española) logró unos resultados espectaculares: sobre un porcentaje de participación del 77,7 %, el 94,2% de los votos fueron para el "sí".
Tras ese primer referéndum, entre 1977 y 1980, los españoles tuvieron la oportunidad de acudir a votar seis veces y en cada convocatoria se fue perfeccionando la maquinaria propagandística institucional. De hecho, Antonio Orihuela piensa que si hubo alguna revolución en la España de la transición, "fue la de fabricar consenso democrático a través de la propaganda en los medios masivos".
En la actualidad, con la consolidación del bipartidismo, la cartelería de la propaganda política se ha modificado de forma sustancial, desapareciendo los mensajes ideológicamente fuertes y no estandarizados. En la línea de las estrategias de la publicidad comercial, se diseñan lemas y emblemas breves, neutros, fácilmente memorizables y, en definitiva, intercambiables. "La propaganda política del consenso, subrayó Orihuela, quemó las palabras que son esenciales para pensar los valores y la identidad de una sociedad". De este modo, vocablos como justicia, libertad o compromiso han perdido su sentido original, su potencial transformador, para convertirse en meras nociones fetiches aptas para ser consumidas por los clientes-votantes.
Paradójicamente, a mediados y finales de los años setenta, cuando los movimientos asamblearios y las luchas sociales estaban en su apogeo, se hablaba una y otra vez de crisis democrática. Sin embargo, ahora, en un momento en el que el funcionamiento de los partidos es opaco, en las elecciones apenas participa la mitad de la población y llega a resultar imposible identificar las diferencias ideológicas que tienen las formaciones políticas mayoritarias respecto a ciertos temas (especialmente los económicos), se asegura con insistencia que la democracia está consolidada.
Parece indudable que en este nuevo contexto, los partidos políticos ya no necesitan los carteles para pedir el voto a los ciudadanos (cuentan con herramientas comunicativas mucho más poderosas). No obstante, ¿por qué los siguen utilizando? Según Antonio Orihuela, "por puro narcisismo", pues, más allá de su funcionalidad, los carteles constituyen un medio de autoafirmación que ocupa física, icónica y simbólicamente el espacio público. "Y desde ese lugar, concluyó Antonio Orihuela, el líder democrático, con su presunción, su egolatría y su vanidad, como en las pesadillas de Orwell, nos dice que existe, que es ineludible y que nos vigila".

dilluns, 27 d’abril del 2009

"Creo en un tiempo de 'rica pobreza' si nos preparamos a lo que nos viene"

Entrevista al escritor Pablo Sastre
"Creo en un tiempo de 'rica pobreza' si nos preparamos a lo que nos viene"
Txema García
Gara
Un pequeño catálogo de 21 conceptos o «cosas» (casa, botella, fuego, pan, máquina, ventana, pañuelo, piedra...) y su transformación a lo largo de los tiempos le sirve a Pablo Sastre para realizar un chequeo a nuestra sociedad. Todo ello lo ha recogido en «La presencia de las cosas» (Hiru Editorial), libro que aparece ahora traducido al castellano tras su versión original en euskara.
¿Cómo surgió la idea inicial? ¿Qué movimiento profundo le guió en este proyecto?
No hubo un impulso o una idea inicial. Son muchas ideas que se te van ocurriendo, muchos datos que vas acumulando y, poco a poco, fueron cogiendo una forma larga; es decir, en vez de artículos, la forma de un libro. Lo que sí es que, más que de un proyecto de libro, quizás hablaría de un proyecto de vida: me veo muy implicado, como «gente», en una lucha contra el que a estas alturas bien podríamos llamar el «maldito desarrollo».
¿Por qué eligió unas «cosas» y no otras? ¿Cómo fue el proceso de selección?
Muchas veces he oído decir, pero yo creo que nunca lo he dicho, sin embargo ahora sí lo digo, que «son las cosas las que me han escogido a mí», y es que la relación entre las cosas, o los artefactos, y nosotros, es más complicada de lo que pudiera parecer, y no siempre está claro quién es el sujeto... Quiero decir que son las cosas que me rodean, física o mentalmente, las que me dan pie a hablar, tanto de ellas como de los múltiples problemas que suscitan.
Empieza en «casa» y termina en «piedra», dos conceptos muy literarios, por ejemplo, para Gabriel Aresti. ¿Hay, también, una «percepción vasca» de las «cosas» que se citan en el libro?
No me había acordado de Aresti a ese respecto. Pero podía haberme acordado, porque sí hay, sin duda, una «percepción vasca», como la llamas, o sea que hablo yo, que no soy español, ni soy americano. Termino con la piedra, por todo lo que la piedra encierra en nuestra historia, la historia de la humanidad. Y empiezo por la casa también por todo lo que encierra; es decir, porque en su interior «viven» muchos de los objetos de los que hablo. Por cierto, es uno de los capítulos que más me han dado de pensar desde que acabé el libro hace dos o tres años, y es que en las casas están pasando muchas cosas, entre otras que las casas de la calle están trasladándose al campo con todas sus complicaciones; es decir, se está urbanizando el campo.
¿Euskal Herria o Euskal Hiria?
Cuando lo oí la primera vez, me pareció que contenía un mensaje sugerente. Luego, al cabo de un tiempo, de repente me dí cuenta de que tanto a los que, desde instancias del poder, habían empezado a usar la palabra «Euskal Hiria» por aquí y por allí, como al mismo creador de la misma, Atxaga, no les interesaba, cómo decirlo, una ciudad para un pueblo, no les interesaba el contenido potencial de la palabra, o no les interesaban otras cosas más interesantes todavía, y de las que ahora no me acuerdo, pero de las que en aquel momento me acordé, sino que fundamentalmente iban a romper un mito, el «pueblo vasco» como mito, y por lo demás estaban hablando de urbanismo, que es algo que no es que a mí no me interese, pero que, vaya, yo creía que estábamos hablando de otra cosa.
Ha elegido sólo 21 «cosas» y, a través de ellas, se comprueba cómo todas han ido transformando nuestras vidas. ¿Hasta qué punto estamos atados al llamado «progreso»?
Sí, lo curioso es que a la vez que nosotros afectamos a las cosas, las cosas nos afectan a nosotros. Ahora bien, unas ciertas cosas, como la alfombra (nos acoge o nos calienta, la tenemos o no la tenemos) vienen de Persia o de Turquía y en Europa sirven para decorar, y ya está. Sin embargo, hay otras, como las que en el libro llamo «las cosas más complicadas», las cosas que nos vienen con cables y voces y pantallas, y de esas sí puede decirse que se han apropiado de parte de nuestras vidas. ¿De qué parte? Por lo menos de esas cuatro horas que se ve diariamente la televisión y de buena parte del resto, sea a través de los ordenadores, los móviles... ¿El progreso...? El progreso es la idea base que sostiene esa actitud, la creencia en la superioridad del futuro con respecto al pasado. De todos modos, creo que mucha gente no cree en esa idea, y sin embargo sí utiliza, o quiere utilizar, muchos de los artefactos que el progreso, o más bien el desarrollo, ha introducido en nuestras vidas.
Tener más, ser menos, ¿que ocurre con esta ecuación?
Tener más o menos... dinero y cosas, ¿quieres decir? Hombre, si tienes menos, sueñas más. Si tienes más cosas, se te llena la cabeza de esas cosas, y ya, por ejemplo, el pensamiento de compartir tiene menos sitio, y hay más egoísmo. O sea que, como somos limitados, porque la vida es limitada, si hay más de una cosa, hay menos de la otra, y además, puede decirse que el «más» es enemigo del «ya tengo suficiente», así como el «mejor» es enemigo del «estoy bien, gracias». No sé si me explico.
Entonces, por el camino que vamos, ¿a más sociedad de bienestar más deshumanización?
Lo que pasa que ya no va a haber «cada vez más» sociedad de bienestar, eso ha cambiado. Por otro lado, ¿qué es deshumanización? ¿qué nos hace más humanos? ¿éramos más humanos antes? ¿en el «más animal» somos más humanos? Entonces sí. Sin embargo, desde otro punto de vista, creo que terriblemente sin salida, puede decirse que son todas estas máquinas que tenemos las que nos definen como humanos. Entonces, sería absurdo plantear una humanización sin técnica, ya que «esto no tiene vuelta atrás». Otra cosa es la pérdida de las raíces, en eso sí creo que vamos ciegos al abismo. Y una tercera cosa es el individualismo, y en eso, cuando miro adelante, no a un futuro lejano o mitológico, sino ahí a la vuelta de la esquina, yo veo más comunidad. Es curioso, es como si ya no pudieramos ser más individualistas...
¿Cuantas más máquinas y artilugios, menos amor?
No creo mucho en esto de la crisis, y eso que la hay. Lo que sí creo es en un largo tiempo de miseria, si aceptamos la triste vida que se nos ofrece; o bien en un tiempo de «rica pobreza», si nos preparamos a lo que nos viene. Hablo de nosotros. Los ricos, ni miseria ni nada, ésos no sé qué remedio tienen.
¿Cuestionarse todo esto que se plantea en el libro supondría una auténtica revolución?
Pues igual sí; lo que pasa es que no vamos por ahí. Porque yo miro al pasado, que es lo que conozco, lo que tengo delante de mis ojos, tal y como piensan los africanos. Ahora bien, en Europa, casi todo el mundo, cuando abre los ojos, ve el futuro. Pero ¿cómo van a ver aquello que no conocen? Sólo ven el presente, no ven la historia.
¿Todos estos planteamientos causarían contradicciones en la llamada izquierda antisistema?
Sobre todo en la acción. Mira, ahora en las reuniones, con eso de la seguridad, se dejan los móviles en casa, lo cual está muy bien, sobre todo por la tranquilidad de que nadie va a interrumpirte. Pero es un detalle. No sé si todavía se cree que con los ordenadores va a mejorar la vida de la gente y cosas así. Lo cierto es que, creyéndoselo o no, se utilizan, y ahí te van cogiendo, y eso hay que analizarlo. Mucha gente de la izquierda todavía cree que no hay máquinas buenas o malas, sino que depende de cómo se utilicen. Y eso no es así, sino más bien que toda máquina tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, y eso tanto aquí como en Utopía. ¿Qué tiene de bueno y qué de malo cada cosa? De eso hemos de hablar. ¿Por qué no hablamos? Porque decimos: «Si no tenemos más remedio, qué vamos a hacer». Aceptamos. Y yo digo: «Pues yo no acepto. Y a ver qué pasa».«Nos cuesta imaginar que pudiéramos vivir sin las cosas que tenemos. Pero las cosas no son estáticas. Las cosas piden otras cosas, y nosotros, para poder seguir teniendo cosas nuevas, tenemos que seguir vendiendo nuestra fuerza de trabajo. Las necesidades son cada vez mayores, y la libertad para imaginar que las cosas podrían ser de otra forma, cada vez más limitada». Esta es una de las múltiples reflexiones que Pablo Sastre incluye en «La presencia de las cosas» (Hiru Editorial), libro con el que nos invita a replantearnos el sentido de la existencia a partir de nuestra relación con 21 «objetos» o cosas, como pueden ser pan, ventana, fuego, cuadro, máquina, casa...
Pablo Sastre asegura que corre mucho por el mundo, pero que, ante todo, lee mucho, pasea y va en autobús. Un estilo de vida a contracorriente que le ayuda a que «la cabeza no pare».
Frente al «desarrollo sostenible», habla del «decrecimiento maravilloso»...
El desarrollo sostenible es una mentira execrable, porque ahí hay dos palabras, una es «desarrollo» y otra es «sostenible», pero una de ellas se refiere a lo inevitable, el desarrollo. ¿Pero quién ha dicho que es inevitable? Y la otra, «sostenible», es un adornillo navideño que sirve para tranquilizar a las conciencias. Entonces, frente a eso, ¿otras vías? Lo que pasa es que veo que si algún día hay decrecimiento no va a ser nada maravilloso, y eso podemos verlo ahora que dicen que hay crisis y no se crece.
Si no hay salidas colectivas claras por ahora, ¿habrá que buscar las individuales?
Claro. No vamos a quedarnos a ver qué pasa. Siempre se dice: «Para un grupo pequeño en un pueblo abandonado, vale; pero para todos ¿qué solución hay?». Mira, no sé, o mejor, sí: creo que no hay solución; o sea, sí la hay, sólo que no está en nuestras manos. Entonces, ¿qué nos queda?: pensar, amar, contarnos unos chistes y escribir libricos...
«Somos los actores secundarios de una obra escrita por no se sabe quién». ¿Cómo ser protagonista y no actor de reparto?
Siendo como somos, o sea, como éramos... Aceptando la menos tecnología posible, diciendo no a casi todo. Yo lo veo así, pero cada cual tiene que buscarse su manera.
¿Qué le ha enseñado el hecho de escribir este libro?
Un montón de cosas. Hombre, ves que esto no sirve para mucho, y no lo digo por mí, sino porque ves que cantidad de cosas interesantísimas, cosas brillantes, «todo lo que usted debiera saber», todo lo que nos han enseñado los maestros, entre ellos Ivan Illich, pues ya está escrito, y nada, no parece haber servido para mucho, lo cual es verdaderamente lamentable. Pero, a pesar de todo, te alegra un poco la vida el ver que, bueno, para algo vale.

diumenge, 26 d’abril del 2009

Sobre la clase política

Un diálogo entre Alexandre Carrodeguas y Joaquín Miras sobre la clase política. A propósito de unas declaraciones de Xosé Manuel Beiras.

Joaquín:

 No sé si el ejemplo del PSUC nos podría valer. El BNG era un fenomeno muy singular. El ejercicio del poder fue letal para el proyecto. La llegada a las grandes alcaldias de Vigo, Pontevedra, Ferrol. El Psuc se autodestruyo antes de ejercer el poder.
No sé si tendra que ver con la revolución pasiva, de integración en el palacio. Vamos que no se puede estar en el palacio y en la plaza al mismo tiempo. En el caso de Psuc no llego a entrar en palacio como el BNG.
 
Un abrazo

Alexandre Carrodeguas

Respuesta de Joaquín Miras:

El PSUC no llegó a la Generalitat, pero lo que lo hizo explotar fue el choque entre la clase política interior que quería estar o estaba en las instituciones: -alcaldías-, el intento de pactar para entrar en las instituciones - Pactos de la Moncloa-. En ese sentido es lo del palacio, y por eso era muy llamativo: si no asamos y ya pringamos, qué no será si.... Por supuesto, el palacio en Galicia ha sido de verdad el palacio. 
Hay un problema no resuelto que es el de la clase política. Personas cuyo medio de vida pasa a ser la política: dinero ( a menudo en la izquierda más que el que ganaba trabajando), prestigio, influencia social (poder) poco trabajo, y no digamos si les abre puertas "en sociedad" -necesidad de vestuario, de lucimiento, de alternar en esos mundos: cambian hasta de gustos, a los años, pueden practicar y hablar de objetos y consumos lujosos... y no hablo de las corrupciones, sino sensu strictu; la absorción, la revolución pasiva que obra la cooptación al poder. 
El poder de estos individuos/as no es un problema consecuencia,  al menos de inmediata, de la necesidad de tener personas con conocimientos técnicos, o sea de la posesión de saberes especializados, porque a menudo son claramente poco especialistas en lo que no sea la componenda, la negociación interna, y ellos a su vez, tienen técnicos  con los que se asesoran, pero a los que controlan. 
Si el modelo es la empresa capitalista en la que el amo o el consejero delegado -más claro aún este cargo- puede no saber nada de nada de la técnica de producción, pero es el que manda, y para eso, para hacerlo sin errores, tiene a su servicio técnicos -economistas, ingenieros, etc-, los políticos, al igual que estas personas, son el amo en política y sustituyen al amo hipotético, que es /sería el pueblo. 
Por eso sería muy importante que de verdad bases populares directamente controlaran a sus políticos. Que los técnicos , necesarios, contratados, tuviesen prohibido ser cargo político y que si un político accede como profesional a un cargo institucional sea irrevocable que se le cambie al cabo del periodo. 
La estabilidad de la plantilla técnica, si hay que tener personal contrado, queda garantizada ( el saber también se puede obtener de militantes que estudien o trabajen en universidades, etc, pero no hay que excluir la necesidad de técnicos como no hay que excluir la necesidad de mecanógrafos). 
La evolución pasó, en mi expereincia, así: primero gentes que habían sido dirigentes obreros y cuadros políticos de la clandestinidad (el PSUC sí estuvo en la clandestinidad) pasaron a cargos públicos y lo hicieron de por vida. No querían volver al trabajo e hicieron los posible para mantenerse (incluso romper el PSUC, pues fue un problema de clase política: había encogido el comedero insitucional y aprovecharon el malestar de las bases unos contra otros).
Estas gentes, con todo venían del mundo de la lucha. -Toxo/ CCOO es un ejemplo- Luego ya aparecieron en el poder de mando los mismos técnicos contratados en asesoramiento: los abogados  y economistas de CCOO pasaron a ser los dirigentes:, etc. Con esto hay que acabar si se quiere salir vivo. 
Beiras, piensa poder dominar al aparato, también lo pensaba Anguita. O te enfrentas a esa forma de organización  tratas de destruirla y tratas  de experimentar otra, donde la base y a ser posible la base sean no una base de afiliación del propio partido sino los propios movimientos,  desde sus bases locales (los movimientos también generan clase política si se piramidalizan, y lo hacen) los que debatan, deliberen y elijan y controlen y cambien a sus cuadros en las instituciones o mal. 
El PT brasileño es otro ejemplo de lo que pasa... sin entrar a juzgar a nadie: los brasileños deben ser los que decidan, pero...

Joaquín

Hai que poñer ao día o proxecto político do nacionalismo

"Xa que logo, imos botar ao lixo un deseño que se adiantou quince anos ao que está comezando a agromar na dinámica dos pobos sociais mundiais e que agroma en lugares como Bolivia ou Ecuador? Queremos agora copiar o que non valeu? E o paradoxo é que o queiran facer cando os modelos de aparato de Estado e partidos ponte coa cidadanía están obsoletos e moi cuestionados. Caralludo! Adiantámonos un feixe de anos e, agora cando máis se pon en valor a nosa solución, imos renunciar a ela... O BNG non pode converterse nun ente colonizado."
 
Xosé Manuel Beiras

"Hai que poñer ao día o proxecto político do nacionalismo"

"Se non hai rexeneración, o BNG pode ficar inservíbel para o proxecto político do país", advirte Xosé Manuel Beiras durante unha ampla conversa con Vieiros.  

Texto: R. Vilar / R. Noguerol / Vídeo e fotos: Isabel G.Couso - 11:00 23/04/2009

No vídeo adxunto poden escoitar o inicio da entrevista con Xosé Manuel Beiras, onde resume para Vieiros en primeiro lugar a razón do impulso da candidatura ao Consello Nacional que el mesmo lidera cara á asemblea extraordinaria do BNG. Beiras reitera que el non se presenta á portavocía porque primeiro hai que elixir un Consello Nacional e este a un Executiva e finalmente este órgano será o que designe un voceiro. Doutra banda, fala do que considera prioritario para que o BNG poida aspirar a ser forza maioritaria. De paso, pedímoslle tamén a súa reflexión para o especial de Vieiros Un país normal, vídeo que lles achegaremos nos próximos días. Ao fío, reflexiona Beiras que probablemente na actualidade "nin en Europa nin no mundo existe un país que poidamos cualificar de normal" neses términos nos que falamos. 

Vostede escribira en 2004 un artigo para Vieiros onde falaba de Galiza como o país "máis destruído de Europa". Mantén esa análise? 
Efectivamente, da Europa que eu coñezo, e tiven oportunidade de coñecer bastante, Galiza é o país máis destruído. E podiamos poñer o exemplo da Castilla de hoxe, que está menos degradada, en moitos sentidos probablemente máis recuperada que o noso país. 

Un exemplo de como se desaproveitaron moitas oportunidades nas últimas décadas? 
Non só, mesmo no aspecto físico. Os exemplos témolos ben perto. Onde eu vivo, gusto de camiñar polo monte e, fronte á estampa actual de eucaliptais, teño imaxes de contraste de cando era neno e mozo, e podo falar por exemplo do retroceso das frondosas e a expansión primeiro dos piñeiros e logo dos eucaliptais. Exemplos de cambios de fisonomía tan brutais que resultan ferintes. Dicía xa meu pai daquela que cando rematase o franquismo faríase unha repoboación forestal que corrixise iso. Pero vemos que décadas despois de morto o 
caimán a cousa non mudou. 

É un exemplo das pancadas que sufrimos continuamente. Outro sería o do idioma. De escoitarmos con naturalidade unha maioría de galego en cidades como Santiago ou Vigo pasamos a un escenario de claro retroceso. Ás veces nalgúns lugares dáme a impresión de que xa non estou en Galiza. Un dos grandes problemas do idioma foi o de ser un estigma de clase, o galego era a lingua das clases dominadas, que eran o 90% da poboación. Agora vas pola rúa nos ámbitos proletarios que noutro tempo eran galegofalantes de sempre e falan a maioría en español. Neses momentos un ten a convicción de que se está destruíndo o país. Con todo, e fronte a esas campañas de deturpación da realidade, eu non son pesimista, e moito menos derrotista. 

PSdeG e BNG perderon logo de gobernar aínda non catro anos. Como se explica algo tan pouco habitual como perder o poder á primeira? Que percepción dos fallos ten vostede, que viña de atrás e que erros cometeu o Goberno? 
Hai factores que son externos ao BNG e ao labor do bipartito do que o Bloque formou parte. Falouse abondo deles e non vou determe neles, porque o que agora nos interesa é fixaros naqueles factores sobre os que o BNG podía actuar. Hai que partir da idea de que o que aconteceu nestas eleccións é un punto, e non final, dun proceso que vén de anos atrás, no interior do BNG, no que se empeza a cortocircuitar todo o sistema de irrigación interna entre base e dirección e que converte o BNG nunha forza onde boa parte desa militancia séntese allea á toma de decisións. E hai que recordar que unha fortaleza do BNG era xustamente a capacidade de articulación desa xente e que ascendeu en apoios, contra vento e marea, sen aval económico nin mediático, grazas a ese valor. Pero toda esa enerxía interna deteriorouse. 

En segundo lugar, o Goberno pasou de ser un obxectivo táctico para facer avanzar o proxecto político, e facelo ademais dun xeito completamente distinto a como viña facendo a dereita do fraguismo, a ser un obxectivo en si mesmo. Así, o BNG no Goberno converteuse na práctica nunha forza autonomista, cunha visión e unha actuación que non ía máis aló. 

Por outro lado, o BNG como organización, pasou de ser a organización que tiña que fiar co Goberno a súa relación para xerar liñas de actuación política e afortalar e reactivar o seu traballo no seo da sociedade para ampliar empatía social, a ser pola contra un colchón de gomaespuma arredor do Goberno, unha especia de parapeto. Viroulle as costas á sociedade e sobre todo aos sectores máis activos, movementos sociais e sobre todo ás bases cívicas que tiñan máis asumido o proxecto BNG como algo esperanzador. Iso fíxolle perder non só apoio, senón capacidade de transmisión do que se facía no Goberno e, sobre todo, do que se facía ben no Goberno. 

Outro erro importante: non ter marcado os cambios de rumbo na acción política para que se percibise que, ademais de cambio de maioría parlamentaria, había un cambio político. Sabendo que a demanda era que se entrase aló na Xunta como os exploradores o fan na selva: cun machete cortando o enguedello que sempre se denunciara desde a oposición. Iso non se fixo. 

Todo isto combinado deu lugar a unha situación de debilidade. Ademais, tentouse seducir a sectores da sociedade que sempre foran hostís e contrarios a unha viraxe á esquerda na Xunta, ao tempo que a formación se distanciaba dos focos sociais máis dinámicos. No momento en que eses sectores de poder consideraron que xa utilizaran abondo o Bloque, cortaron e o BNG caeu da nube, topándose con que non estaba xa esa rede social de seguridade activada. 

Así e todo, hai que subliñar que se as eleccións se chegan a adiantar ao outono, o PP non gaña. No mes de outubro ou novembro o PP non podía gañar. A partir de aí a incidencia da crise, pero tamén a psicose de crise, en gran medida propagada polos medios de comunicación, e o feito de que gobernase o PSOE aquí e que se lle atribuíse a responsabilidade de todo iso ao goberno do Estado, fai caer a credibilidade do PSOE en Madrid cunha repercusión en Galiza. Tal e como aconteceu outras veces, a historia do PSdeG-PSOE ten sido sempre así: sobe en Galiza cando vai ben en Madrid, e se non, baixa. E non foi só azar, xa que houbo falta de previsión de que iso podía acontecer. Por último, sinalar que cando se produciu o ataque, furibundo, espúreo e intoxicador, non se soubo reaccionar. Non houbo reflexos para responder. 

E logo deses erros que vostede menciona, neste momento actual, que claves prácticas debera poñer en marcha o BNG para activar, xa non só a militancia, senón esas bases sociais potencialmente próximas? 
Nós non temos toda a verdade nin somos uns oráculos, pero moitas das cousas que xa propuxemos despois das eleccións e no proceso cara á asemblea que agora se celebrará, son claves. Primeiro, retomar o deseño do BNG, a súa capacidade de funcionamento interno, que o pluralismo sexa de verdade pluralismo, que como frente plural que o Bloque é funcione sobre o eixo dun proxecto común, coas lecturas diferentes converxendo nun proxecto, reestabelecer o principio da solidariedade e a cooperación interna. Emularse reciprocamente é bo, pero competirmos non, porque competir é de feito o comezo do capitalismo do desastre: o pensamento de esquerda baséase no principio de cooperación. Para todo isto hai que poñer en funcionamento os mecanismos, resortes e regras internas que permitían iso. Son reformas que, no fondo, se definirían mellor como recuperación e restauración. 

Doutra banda, e con respecto á sociedade, o primeiro é recuperar a credibilidade ante os sectores máis activos, fundamentalmente diante das bases sociais da esquerda máis xenuína deste país. E a partir de aí reestabelecer a interlocución coas organizacións sociais da fronte do nacionalismo con máis tradición, pero non só con estas. Ademais, haberá que analizar por exemplo o que pasa cunha organización tan importante para o BNG como é Galiza Nova. Hai vinte anos no treito de idade de primeiros votantes o nacionalismo era a opción maioritaria, mentres que hoxe caeu por baixo das outras. É un exemplo da falta de capacidade da interlocución, neste caso, coa mocidade. E haberá que dar exemplo dos principios fundamentais que se predica, sexan dignidade e igualdade ou outros. 

Está se cadra o BNG xogando cunhas claves políticas que non se axeitan xa ao tempo que estamos, é dicir, que non houbo traballo de diagnose e teses políticas nestes anos recentes? 
Claro, haberá que poñer ao día o proxecto político do nacionalismo, adecuándoo á estrutura social do país. Collamos por exemplo a documentación do BNG nos últimos dez anos e poderemos ver que non está feito o traballo. Onde está o material das comisións de industria, ambiente e outras que faga diagnose e poña ao día, marcando propostas e liñas de acción política? Todo por facer. Un labor por diante impresionante. 

A morfoloxía da sociedade mudou. Poñernos ao día non significa abandono de ningún dos postulados do ideario político do proxecto estratéxico. Por exemplo: porque o idioma estea na situación que está non se pode pasar a aceptar o bilingüismo, senón que a análise debe partir da convicción de que para levar adiante a nosa tese haberá que actuar de xeito diferente e non como se aquí o 80% da xente falase galego. Se o proletariado industrial mudou, se asistimos a unha terciarización da economía, haberá que telo en conta. E poñelo ao día significa tamén plasmalo en liñas operativas. Non se trata de converter o BNG nunha
universidade popular, somos unha forza política e hai que trasladar esas ideas a algo practicábel na acción política e social. E outros temas deben ser introducidos de xeito diferente: Por exemplo, co Estatuto, o que se fixo foi botarlle "margaritas aos cochos", permitindo un fracaso sen prexuízo dos que estaban practicando o obstrucionismo, permitíndolles flirtear e faceren que xogaban ao consenso. 

Por baixo da discusión mediática de nomes hai dous eixos que quedan un chisco solapados. A participación da militancia e outro que pasa máis desapercibido que é a validez ou non do frontismo. Segue sendo viábel unha fronte que integra formacións ideoloxicamente moi dispares? É iso a causa da convulsión? 
Non, é o propio dunha fronte plural que depende de se está ben ou mal articulada. Pode ser un 
totum revolutum ou un organismo ben estruturado. Pero ese é o camiño para chegar a unha maioría social sobre o eixo da autodeterminación. 

Por que se inventou a fórmula Bloque, produto 
made in Galiza, a comezos dos anos 80, substituíndo outros vellos deseños de fronte? E por que funcionou? Por que articulou todo o arquipélago de formacións nacionalistas, agás FPG? Porque era adecuado para a nosa sociedade. Por iso, se seguimos apostando por un proceso de autodeterminación baseado no ideario da esquerda, só hai dúas maneiras posíbeis de camiñar adiante. A primeira sería que todos os cidadáns de todas as condicións sociais diferentes con ideoloxía específica que estean de acordo, se expresen cada un a través do seu propio partido, e logo entre eles fagan o acordo necesario para conducir o proceso de autodeterminación. Pero cando iso falla e mesmo aparecen lagoas inmensas no espazo social, se montas partidos nacionalistas que só cubran unha parte do espectro, vaiche quedar fóra todo o resto. Aquí durante a transición non existía nada similar a CDC, Unió ou o PNV, por exemplo. Se por riba temos no espectro de representación ideolóxico-política das clases populares do espectro nacionalista unha situación de inmadureza do proceso para obter a representación que por exemplo tiñan formacións como ERC ou HB e Cataluña e Euskadi, entón nin unha nin outra. Quedamos fóra de todo. Por iso había que idear outro deseño para acceder a unha maioría social. Un modelo de acordeón que vai abrindo e construíndo un edificio político con moitas portas abertas, para que vaian entrando todos os sectores agás as oligarquías. Ese é o deseño do BNG. Pode haber que retocalo ou melloralo, pero o deseño en si mesmo é bo. 

Non podemos operar cun esquema alleo de partidos. Porque converter o BNG nun partido sería simplemente montar un tinglado para ir ao mercado electoral apañar onde se poida, ou a iso que lle chaman o centro ou, por outro lado, quedar confinado. Unha das causas do deterioro do BNG foi xustamente que, de xeito subrepticio, quixeron convertelo nun partido. Por iso, o BNG debe seguir a ser un artefacto flexíbel capaz de expanderse na captación de segmentos sociais. Aquí non somos centro, senón periferia, e non podemos adoptar modelos políticos de fóra. Unha ollada á historia ofrece exemplos paradigmáticos, véxase senón o que pasou en Latinoamérica coa exportación do modelo europeo de partidos. Fracasaron porque esas sociedades non eran como as europeas. Galiza tampouco é como a sociedade francesa ou a alemá, nin sequera como a catalá ou vasca. De aí que andásemos un tempo á deriva na fase da transición. O BNG por exemplo foi pioneiro hai case unha década na introdución do altermundismo no seu ideario, na conexión co Foro Social Mundial, onde Camilo Nogueira e máis eu acudimos repetidamente. E que uso de todo ese coñecemento adquirido se fixo na práctica en tempos recentes? Ningún. Camiños explorados apenas a través da Fundación Galiza Sempre ou por Camilo cando estaba no Parlamento Europeo. O Bloque como tal non. 

Xa que logo, imos botar ao lixo un deseño que se adiantou quince anos ao que está comezando a agromar na dinámica dos pobos sociais mundiais e que agroma en lugares como Bolivia ou Ecuador? Queremos agora copiar o que non valeu? E o paradoxo é que o queiran facer cando os modelos de aparato de Estado e partidos ponte coa cidadanía están obsoletos e moi cuestionados. Caralludo! Adiantámonos un feixe de anos e, agora cando máis se pon en valor a nosa solución, imos renunciar a ela... O BNG non pode converterse nun ente colonizado. O BNG ten que pensar de xeito propio en función do seu país. Os discursos están aí, e non só do portavoz nacional. Por iso eu me tiraba dos pelos ao escoitar esas cousas. 

Onde ten a convicción, se a ten, de que os distintos proxectos que chegan a esta asemblea terán o seu punto de encontro? E cales serán os principios que vostede considera que de ningún xeito deben quedar fóra? 
Non o sei. Pola nosa parte non haberá acordos antes do plenario. Pode habelos no plenario, especialmente para o desenlace final da asemblea, coa executiva. Pero non sei o que farán os demais. Non son médico e non teño fonendo e moito menos raios X. 

Preocúpalle que este abrollo da autocrítica no BNG xurda simplemente pola perda do Goberno? 
Si e non, aínda que eu diría que non houbo autocrítica por esa perda. Houbo dimisión, unha forma xestual de autocrítica, e foi grazas á nosa presión. Iso é grave. De non perderse o Goberno, no BNG non se estaría dando este proceso, para ben e para mal. E aínda habendo o que houbo, de non ser por nós parecía que non ía haber aceno. Cara ao futuro eu xa non tenciono reclamar autocrítica por parte dos que estiveron no posto de mando no proceso que desembocou nesta crise. Reclamo simplemente que escoiten a crítica dos que a facemos e que actúen en consecuencia, que non a neguen, que non a descarten, e non fagan oídos xordos. Para min xa é abondo se a crítica vale para que asuman cousas. 

Que é o mellor e o peor neste traxecto do chamado quintanismo? Con que leccións se queda deste período que vai desde a súa propia saída da portavocía e o acceso de Anxo Quintana?
(Ri) Iso é moito pedir para resumir nun par de minutos. Pero remítome a todo o que viñen dicindo até o de agora. Porque todos estes problemas teñen uns protagonistas e uns responsábeis na dirección. Que se apliquen o conto, para ben ou para mal. 

Con todo, en 2006, cando xa se vía por onde ía a cousa e nós montamos unha candidatura á portavocía nacional que, contra prognóstico achegouse ao 20%, e coas outras candidaturas críticas achegámonos ao 40%, do mesmo xeito que a lista autodefinida A Alternativa explicitamente dicía querer desprazar os que estaban na dirección para poñérense eles a nosa perspectiva era outra: queriamos restabelecer a pluralidade de voces e protagonistas no BNG. Non fixemos unha crítica agresiva nin negativista senón que avaliamos que había que endereitar as cousas e abrimos un espazo co que contribuír a elo. O noso traballo desde aquela non foi poñer atrancos, senón reflexionar e discutir. A min a dirección recordábame nese tempo o que pasaba co PP no Parlamento cando perdía os debates pero gañaba as votacións... Non considerábamos que se estivese facendo todo mal, pero si que se perdía o norte e que se deturpaban cuestións de convivencia interna. 

E nese contexto e con eses problemas acumulados, teríanse aberto feridas internas demasiado complicadas de pechar? 
A nivel individual, o máis ferido de todos estes últimos anos fun eu. E se estou facendo o que fago é porque teño as feridas pechadas. Se non estaría sangrando por todos lados... Se eu fun capaz de facelo, moita xente que foi marxinada e que está no Encontro, e tamén fóra, poden tomar exemplo. Nunha organización non pode estarse na dinámica de que calquera debate que se abra para resolver problemas reabra feridas. Esa actitude non leva a ningures. 

Vostede falou da "última oportunidade" do BNG.
E reitero que esta é a última oportunidade do BNG de recuperarse. A derradeira. Se o BNG non reconduce esas cuestións básicas e comeza unha nova etapa de rexeneración, convertirase nun artefacto inservíbel para o proxecto político para o que naceu e acabará sendo unha peza do aparato de estado 
autoanémico, de autonómico, Xunta, concellos e non sei que máis, que non valerá para facer avanzar o proxecto nacional deste país. 

Por tanto, unha de dúas. Ou ben este pobo está moribundo, en estado agónico e esta esclerose do BNG significa que como non vai tirar do proxecto desaparece do mapa iso que chamábamos Galiza até o de agora... Ou ese pobo enxendrará o artefacto sustitutivo do BNG, como fixo no ano 82 respecto de modelos anteriores. 

Esta é a realidade. Hai vida fóra do BNG. Que non pensen que non hai vida social, cultural, ideolóxica e política fóra do BNG... 

Vostede aínda lle dá unha esperanza de rexeneración ao BNG, pero sabemos que coñece xente que xa non lle outorga esa esperanza. Alén dese exercicio de fidelidade ao Bloque... 
É unha aposta. 

A última aposta? 
Non última. É a aposta despois do enterro, porque a min enterráronme cinco veces e debéronme sepultar outras tantas... Pero seica resucitei... (Ri) O que importante é recordar que moita xente que está nese plano, se isto volve funcionar, esa xente reactívase e recupérase. Hai xente que non cre, pero como a historia do santo e aquel ao que lle dicían, "non cres? mete a man aquí na ferida", pode volver crer. 

Cantas veces ao longo destes anos Xosé Manuel Beiras pensou que había que soltar amarras? 
Moitas.... Pero non para montar outra cousa. Eu non. De feito deixei durante moito tempo a actividade política na organización, deixei de ir cando vin que non valía de nada, pero non montaba 
cristo... E dediqueime máis a outras liñas de traballo, a escribir, a predicar, a estar en relación cos movementos sociais. Caso do Foro Social Galego, a revitalización da Conferencia de Nacións sen Estado de Europa, o Consello Internacional do Foro Social Mundial...   

Pero cónstanos que houbo moita xente que lle dixo que vostede era a persoa que tiña que crear esoutro artefacto para substituír o artefacto anterior... 
Pero a realidade é que hai máis voces desas fóra do BNG organización que dentro do BNG polo que se ve. Entón, unha de dúas: ou hai dous Beiras ou é un indicador da disociación que existe entre BNG e cidadanía. Eu non considero ningunha enquisa ir por aí e que alguén me diga "Beiras, hai que coller o temón", ou "a ver se volve vostede". Eu non son nin ningún indispensábel mesías nin home chamado a redimir este país. Pero mentres eu perciba que siga tendo unha forma especial de conexión cos cidadáns deste país ou que son un referente para alguén seguirei traballando onde sexa, no Bloque, fóra do Bloque, ou na casa. 

Recordo que, para sorpresa de moitos, dixen durante a avaliación do que pasou nas últimas eleccións, que o problema non estivera no que o BNG fixera ou deixara de facer no Goberno, senón que o problema estaba no propio BNG. Para empezar, se o BNG chega a funcionar doutra maneira, a percepción do que se fixo ou deixou de facer no Goberno non sería a mesma. En segundo lugar, habería unha base de apoio que asumiría que se puido fallar en cousas pero que esixiría un dique que protexese os logros. Así o fixo o BNG nos 90 e grazas a iso o fraguismo non destruíu tanto como puido destruír. E se non se fai dentro da organización, pode facerse fóra.

CINEMA I HISTÒRIA CONTEMPORÀNIA.


Estimats amics, estimades amigues: 

el proper DIMARTS 28 d'ABRIL, a les 19 hores, al Casal Pere Quart de Sabadell, es desenvoluparà la DESENA CONFERÈNCIA del cicle “Els orígens del futur. Elements de republicanisme”, organitzat per l'Associació Sabadell per la República i l'Aliança Francesa, amb la col·laboració del Departament d'Història Moderna i Contemporània de la UAB.

Aquesta conferència serà pronunciada per RAMON ALQUÉZAR, i es titula CINEMA I HISTÒRIA CONTEMPORÀNIA. El conferenciant presentarà i comentarà la projecció d'uns quants documentals sobre la guerra civil espanyola. Ramon ALQUÉZAR és professor del Departament d'Història Moderna i Contemporània de la UAB. Està especialitzat en l'analisi de les relacions entre cinema i història, especialment focalitzat en el tema de la guerra civil espanyola. Entre els seus llibres, articles i capítols de llibre més coneguts estan “El cinema com a instrument en l'ensenyament de la història contemporània”, “Brigades Internacionals i ajut internacional”, “L'Ajuntament de Barcelona en el marc del Front d'Esquerres”, “La pàtria dels humans: història del socialisme català”, “Esquerra Republicana de Catalunya. 70 anys d'història”, “Azaña i els fets d'octubre del 1934”, “El Front Obrer de Catalunya”, “Alguns moments de la història de Catalunya i la seva anàlisi cinematogràfica” i “Cinema i Història”.

En nom del secretariat de Sabadell per la República us saluda cordialment 

Guillermo Lusa.

dimarts, 21 d’abril del 2009

Ex- voto a la virgen de Guadalupe

La meva filla ha trobat aquest ex-vot a les parets de Mèxic DF. La vida ens colpeix diàriament amb la seva dramàtica riquesa. "Les gens rien", segueixen patint, mentre "les gens de bien", segueixen en la seva festa perpètua.

diumenge, 19 d’abril del 2009

Entrevista Guido Liguori



Força Itália, partido do presidente italiano Silvio Berlusconi, e a Aliança Nacional dirigida por Gianfranco Fini, decidiram formalmente, dias atrás, dar curso a uma nova organização, o Partido do Povo da Liberdade (PDL). Os dois braços do novo partido já estão juntos, como aliados, no governo Berlusconi.
Em termos eleitorais, o PDL herdará algo em torno de 43% do eleitorado, índice não desprezível num país como a Itália, que nas últimas décadas assistiu a um crescimento vigoroso da direita (abertamente fascista, ou não) e a uma igualmente vigorosa fragmentação da esquerda. O PCI, herdeiro de muitas tradições democráticas e reformistas, não conseguiu dar origem a uma organização política forte e estável. O Partido Democrático (PD), sua criação atual, ainda enfrenta dificuldades para decolar. A Rifondazione Comunista, que com ele rompeu em nome de uma esquerda revolucionária em 1991, nunca chegou a ter peso expressivo, e para complicar se fracionou no início de 2009.
O novo partido de direita nasce com a intenção de se desfazer das sombras do fascismo que sobre ele ainda pesam. Afinal, a Aliança Nacional originou-se do ventre mesmo do Movimento Social Italiano (MSI), fundado em 1946 com a pretensão de manter viva a chama do movimento derrotado com a deposição e a morte de Mussolini, ao final da segunda grande guerra. Foi formalmente constituída em 1993 e com o nome de MSI-AN disputou as eleições de 1994 já sob a direção de Fini e em aliança com Força Itália.
Desde então, Fini procurou construir para a AN uma imagem progressivamente distanciada do fascismo, de modo a inseri-la no cenário político italiano como expressão de uma direita conservadora mas democrática, ou seja, que aceita as regras do jogo e rejeita o extremismo reacionário e violento de antes. Com o novo partido agora criado, dá mais um passo nesta direção.
Não se trata de uma novidade qualquer, mas de um fato que merece análise e reflexão. Terá ele impacto sobre as diferentes expressões da direita nos diferentes países do mundo? Qual peso real terá na democracia italiana? Como estão reagindo a ele as organizações de esquerda? O que esperar dos desdobramentos?
Posto diante destas questões em uma entrevista concedida ao jornal comunista Liberazione no último dia 25 de março de 2009, o professor Guido Liguori – da Universidade da Calábria e vice-presidente da International Gramsci Society-IGS – buscou partir de uma síntese que iluminasse o conjunto e captasse o significado mesmo do fato:
“Antes de tudo, é preciso dizer que tinha razão quem levou a sério a mudança que nos últimos anos foi empreendida pela direita italiana. Se é verdade que Berlusconi ‘comprou’ a direita italiana do mesmo modo que procura comprar a democracia italiana, é de fato surpreendente como a direita se deixou absorver pelo novo partido sem se ferir ou se dividir. Trata-se de mais um grande exemplo de transformismo italiano. Evidentemente, tudo isso foi possível a partir da adesão da direita ao neoliberalismo, ocorrida no último decênio. Mas também é verdade que existem elementos muito inquietantes no ‘berlusconismo’ que explicam como as coisas chegaram a este ponto”.
Na entrevista, Liguori deteve-se com atenção na polêmica que vem acompanhando a tentativa de conversão da direita italiana: ainda faz sentido manter vivo o antifascismo ou o melhor é virar a página e seguir em frente?
Liguori é um estudioso de Gramsci. Dele, pode-se ler em português Roteiros para Gramsci (Rio de Janeiro, Editora UFRJ, 2007). Sua entrevista a Liberazione nos ajuda entender a nova e tumultuada fase da política italiana. Ela está traduzida abaixo.
É lícito pensar numa superação do antifascismo depois do desaparecimento da AN?
Não, e por várias razões. Em primeiro lugar porque o fascismo é uma tendência recorrente na política moderna e assume várias feições. Não é por acaso que se deve falar de fascismos, mais que de fascismo. Alguns de seus traços mais inquietantes estão hoje em plena luz do dia na sociedade italiana: a intolerância com o estrangeiro, o racismo latente, o personalismo autoritário traduzido em ‘liderismo’ populista, aspecto da política que, sob formas diversas, infelizmente também contagiou a esquerda. Deve-se mencionar ainda a construção frenética do consenso, que hoje se beneficia do protagonismo dos mass media. E mais: o irracionalismo vitalista, a divisão em bandos, em tribos (nos estádios de futebol, pelas ruas), o desejo de fazer justiça com as próprias mãos, mediante o uso de porretes e cassetetes, a torto e a direito (às vezes inclusive de modo legal, como ocorre com certas rondas policiais noturnas, que fazem recordar as ‘esquadras’ fascistas). Vão na mesma direção o ataque insensato contra a universidade e a escola, o desprezo pelos professores, pelos intelectuais, pela cultura não imediatamente ligada à produção. Contra tudo isso, ser e proclamar-se antifascista ainda é uma barreira inteiramente válida.
O antifascismo também tem sentido porque é um elemento que integra e sustenta a Constituição italiana, que vive continuamente sob ataque. O que você pensa disso?
Estou de acordo. Um outro ótimo motivo para proclamar-se antifascista é precisamente a defesa da Constituição democrática, que tem seu principal alicerce no nexo entre vocação antifascista e vontade de instituir uma República baseada no trabalho. Se tirarmos um destes elementos, desmontamos tudo. E se a Constituição de 1948 é menosprezada, o risco de darmos um enorme passo para trás é mais real do que nunca.
O filósofo Niccola Tranfaglia, numa entrevista que publicamos dias atrás, salientou o paradoxo de um Fini que adere ao antifascismo e de muitos ex-seguidores do PCI – hoje Partido Democrático – que, ao contrário, falam do antifascismo com embaraço. Que está ocorrendo?
Fini, como foi bem observado, disputa sua partida no longo prazo. Berlusconi gostaria de ser eterno, mas até mesmo os seus sabem que ele não estará disponível para sempre. Quanto ao PD, à parte os inúmeros erros e certas atitudes execráveis cometidas por alguns de seus líderes, penso que deva ser pressionado e posto diante de suas próprias contradições: não pode deixar de se proclamar antifascista, boa parte da sua base não aceitaria isso.
Os chefões da AN, ao contrário, parecem mais dóceis...
Há muitas diferenças entre eles. Fini tem em mente a grande direita francesa e deu passos significativos em direção ao ‘gaullismo’. Outros pareciam mais conservadores mas se submeteram completamente aos apelos do poder. É preciso ver como reagirá a base militante da AN. Pode ocorrer que depois de algum tempo uma parte reflua para a direita mais tradicional e militante. Mas há outro perigo, ainda mais grave: que a cultura fascista ou fascistóide acabe por permear em sentido autoritário o novo partido de Berlusconi, marginalizando os componentes que se dizem liberais. Aqui, precisamos ser muito capazes de ‘fazer política’, de atentar para todos os sinais de desagregação do bloco berlusconiano, proceder com o método da ‘análise diferenciada’, sem misturar caoticamente coisas que são distintas e diferentes. Ainda precisamos recordar que Gramsci quis se encontrar com Gabriele D’Annunzio [literato e político direitista italiano] para impedir a aliança de seus seguidores com os fascistas?
A vulgata anti-século XX que não poupou sequer a esquerda parece hoje se articular com o desejo de que não se ouça mais falar de antifascismo. O que você pensa disso?
É um risco real. Quando, à esquerda e mesmo entre esquerdas diversas, não se faz outra coisa que falar de ‘novidade’ ou de ‘inovação’, o risco é o de que se perca de vista a grande lição da história e as nossas raízes históricas. Não devemos evidentemente ser dogmáticos e livrescos, precisamos fazer sempre a ‘análise concreta da situação concreta’, como se dizia. Mas ter obsessão pela novidade pode significar que se está renunciando às próprias coordenadas interpretativas da realidade e se submetendo à hegemonia do adversário. O século XX ainda está sob muitos aspectos conosco, mesmo que os dias atuais sejam plenos de fatos novos e parcialmente novos que precisam ser compreendidos sem antolhos.

divendres, 17 d’abril del 2009

Els orígens del republicanisme a l'Edat Moderna


Estimats amics, estimades amigues: el proper DIMARTS 21 d'ABRIL, a les 19 hores, al Casal Pere Quart de Sabadell, es desenvoluparà la NOVENA CONFERÈNCIA del cicle “Els orígens del futur. Elements de republicanisme”, organitzat per l'Associació Sabadell per la República i l'Aliança Francesa, amb la col·laboració del Departament d'Història Moderna i Contemporània de la UAB.

Aquesta conferència serà pronunciada per JOAQUÍN MIRAS, i es titula ELS ORÍGENS DEL REPUBLICANISME A L'EDAT MODERNA: FRANCISCO DE VITORIA I L'ESCOLA DE SALAMANCA. Francisco de Vitoria (1483-1546), catedràtic de la Universidad de Salamanca, recull el llegat de la tradició ius-naturalista i res-publicana clàssica, i la restitueix com a tradició fecunda des de la qual pensar els problemes polítics i socials de la seva època. Vitoria fa una síntesi entre el llegat medieval –drets naturals de l'individu, tomisme, etc.-- i les seves lectures d'Aristòtil, de Ciceró i d'altres clàssics. Neix així l'Escola de Salamanca, continuadora conscient de una traditio ius-naturalista res-publicana i dels drets naturals subjectius, matriu del pensament polític progressista i republicà de la modernitat.

JOAQUÍN MIRAS és filòleg, professor de l'IES Pau Vila de Sabadell. Ha treballat en la restitució del pensament polític republicà a la reflexió marxista, massa dominada pels molt influents corrents més economicistes. Miras és autor de Repensar la política, refundar la izquierda (El Viejo Topo, Barcelona, 2002) i de nombrosos articles a les revistes RebeliónSin Permiso i El Viejo Topo, com ara “Sobre la tradición revolucionaria popular”, “Para fundar una república”, “La democracia jacobina”, “El debate de la izquierda: la educación del educador”, etc.

En nom del secretariat de Sabadell per la República us saluda cordialment 

Guillermo Lusa.


Entrevista | John Berger


"A convivência com os trabalhadores das pequenas fazendas me ensinou, e ensina, muito. São pessoas acostumadas praticamente a uma economia de subsistência"

Entrevista John Berger
Mariana Filgueiras
Com 82 anos de idade, o escritor estava de saída, com sua bicicleta, já de capacete, quando ouviu o telefone. A idéia era passar a tarde pedalando por Paris, o fim de um sol agradável de sexta-feira, com um pouco de vento. Tinha esquecido completamente da entrevista. Mas atendeu a ligação pedindo desculpas e mais alguns minutos. Tirou os acessórios, guardou a bicicleta – uma Honda 1100 Blackbird – e, como se tivesse todo o tempo do mundo, conversou com o Jornal do Brasil por telefone. Lamentou não conhecer o país, perguntou sobre o tempo no Rio, soletrou seu endereço nos Alpes franceses (onde vive há 46 anos) com sotaque mais francês que inglês – e pediu um exemplar do jornal impresso:
– Não me mande a entrevista por e-mail, não. Gosto de sentir a textura do papel pela manhã.
Muito antes do consagrado escritor John Berger, no entanto, veio o pintor John Berger. Formou-se na Central School of Arts de Londres, e a experiência nas artes plásticas permitiu textos críticos definitivos, como Modos de ver (toda obra de Berger no Brasil foi lançada pela Rocco), amplamente usado em universidades. Escrito em parceria com mais quatro autores, o livro é baseado em um programa de TV homônimo, veiculado pela BBC de Londres no início dos anos 70, que propõe uma maneira alternativa de ver ou observar obras de arte.
Berger é ainda muito mais que seus estudos sobre arte. Nos mais de 30 livros que escreveu, a reflexão política permeou sua narrativa, fosse em ensaios ou romances. Quando G. ganhou o Booker Prize em 1972, ele doou metade do dinheiro para os Panteras Negras. Quando publicou King, em 1999, não deixou que seu nome fosse publicado na capa, enfurecendo os editores. A simplicidade e coragem definem o autor de risada fácil e silêncios longos, quase incômodos. Que ainda escreve com caneta-tinteiro, para ver a poça de tinta no papel, "o brilho dos azuis e pretos".
John Berger falou também sobre seu antepenúltimo livro, que acaba de ser traduzido no Brasil – Aqui nos encontramos( tradução de Ana Deiró, 205 páginas, R$ 33,59) – e do último – From A to X – ainda sem tradução, que acaba de ser indicado ao Booker Prize de 2008.
Como nasceu Aqui nos encontramos?
De um sonho. Sonhei que me encontrava com minha mãe em Lisboa. Ela já havia morrido há 15 anos. Fazia calor, e nós estávamos sentados num banco de praça. Lembro que ela me disse: "Os mortos nunca ficam onde estão enterrados. Os mortos podem escolher onde querem viver na Terra, se quiserem ficar na Terra". Daí veio a idéia de fazer um livro em que eu pudesse passear pelos lugares onde viveram meus mortos preferidos, conversar com eles, ainda tão vivos na minha lembrança. Na verdade, quis fazer um livro em que pudesse agradecer a todas as pessoas importantes na minha vida.
Fossem elas sua mãe ou Jorge Luis Borges?
Exatamente. Fossem minha mãe, Rosa Luxemburgo, minha filha, Katya, Jorge Luis Borges. Ou o neozelandês Ken, que me ensinou Garcia Lorca e Oscar Wilde, por exemplo. Pessoas sem as quais eu não seria nada do que sou. É um livro para dizer a eles: obrigado. Obrigado pelo que me ensinaram, obrigado por terem cruzado meu caminho. Apesar de tudo, a vida é um presente. Esses encontros são um presente.
O livro tem um gosto doce de fim, fala da morte de uma maneira singela, como uma compreensão surpreendente. Como você lida com a morte?
É curiosa essa leitura, porque em nenhum momento quis fazer um livro de despedida. Tanto que escrevi mais dois livros depois deste. Não sei como lido com a morte, só sei que não tenho medo.
No capítulo sobre Lisboa, chama a atenção a definição sobre o sentimento de saudade. É sempre muito difícil para falantes da língua portuguesa explicar o que significa esse sentimento, que quase não tem palavras correspondentes em outros idiomas. Ainda que a sua definição seja mais forte, é uma bela definição. Do que você sente saudade?
Sinto falta de acreditar mais nas coisas. Eu costumava acreditar mais em organizações políticas, movimentos organizados. Acreditar que é possível construir um mundo diferente.
O personagem pergunta: "Você considera a esperança uma doença?"
Respondo como ele: o sintoma terminal da esperança é o desejo de intervir de novo na vida, o que pode ser fatal – mas a cura para esta doença pode ser uma temporada com os mártires.
O senhor é um intelectual consagrado que nunca freqüentou a universidade. Um marxista que acredita em Deus. Qual o peso dessas contradições nas suas obras?
Tive duas grandes escolas. A primeira, dos 16 aos 30 anos, ainda em Londres. Convivi com muitos imigrantes judeus, fugidos dos nazistas. Eram pintores, escritores, historiadores. Com eles aprendi muito sobre arte e história, de uma maneira que até então a Inglaterra não tinha me oferecido. A minha segunda grande escola veio bem mais tarde. Quando me mudei para os Alpes. A convivência com os trabalhadores das pequenas fazendas me ensinou, e ensina, muito. São pessoas acostumadas praticamente a uma economia de subsistência. Com eles aprendi sobre a terra, a natureza, as estações, as prioridades.
E foi daí que o senhor começou a escrever mais sobre as relações de trabalho, principalmente dos trabalhadores migrantes? Ou essa afinidade já vinha de uma formação marxista? (Berger é simpático ao movimento dos trabalhadores rurais sem terra, e, no ano passado, esteve uma longa temporada no México, em meio aos zapatistas, depois de publicar algumas cartas trocadas com o Subcomandante Marcos, no livro ‘Bolsões da resistência’).
O livro que sintetiza esse projeto é A seventh man (ainda sem tradução para o português do Brasil), do qual muito me orgulho, um livro que já foi traduzido para o turco, o português, e outras línguas comuns aos trabalhadores migrantes na Europa. Quando eu conversava com trabalhadores, sobretudo migrantes, todos falavam dos sonhos de voltar para casa, e eu imaginava a situação de nunca poder sonhar em voltar para casa. Muitas pessoas pensaram que a decisão de me mudar para os Alpes franceses era um passo atrás. Uma idéia maluca. Mas agora temos consciência de que o problema dos trabalhadores migrantes reflete um drama econômico mundial e padece de soluções urgentes.
Você não economiza críticas ao governo Bush no livro. A temporalidade da narrativa é por vezes medida pelas atrocidades cometidas pelo governo americano no Iraque. Qual a sua opinião sobre uma possível vitória de Barack Obama?
Eu quero acreditar que ele vai ganhar. Se você me pergunta se acho que ele vai ganhar, devo dizer: preciso acreditar que sim. Mas se isso vai, de fato, diminuir a interferência genocida dos Estados Unidos no Iraque, por exemplo, não tenho idéia.
Qual último livro que despertou, de fato, seu interesse?
Curiosamente, dois livros que ainda estou lendo. Tenho uma rica experiência com os dois: In the heart of the heart of another country (ainda sem tradução para o português), de Etel Adnan; e A doutrina do choque, de Naomi Klein.
Sobre o que se trata seu próximo livro, ‘From A to X’, que acaba de ser indicado ao Booker Prize?
São cartas escritas por uma mulher, Anna, por isso o A, para um homem, Xavier, por isso o X. From A to X. De Anna para Xavier. Ele está preso, é um preso político. E só recebe as cartas, nunca responde a Anna. Mas, atrás das cartas recebidas, ele faz anotações. Assim, o leitor tem os dois pontos de vista da história, mas de maneira diferente.
O senhor considera o gênero epistolar relegado, atualmente?
Sem dúvida. Sinto muita falta de livros de cartas, de cartas publicadas, bilhetes, manuscritos. Lembro agora de Caixa preta, de Amos Oz, apesar de ainda não o ter lido. Sinto falta não somente de cartas e bilhetes, mas também de e-mails, mensagens SMS. Não é incrível que ainda não tenham feito um livro sobre mensagens SMS? É a maneira pela qual as pessoas mais escrevem hoje, e, no entanto, não lembro de nenhum livro que tenha usado essse recurso na narrativa... É um modo de fazer literatura hoje, ainda não reconhecido.
Tem o livro ‘Celular’, do escritor alemão Ingo Schulze...
Verdade. Mas são contos curtos, não exatamente SMS. Está aí um bom desafio para o futuro. Um livro só com mensagens SMS.

dimarts, 14 d’abril del 2009

A propósito del libro Encyclopédie, de Philip Blom



Pep Traverso


Me gustaría recomendar la lectura de Encyclopédie, el libro de Philipp Blom editado por Anagrama. Se trata del mundo apasionante de l’Encyclopédie francesa, de una aventura intelectual, política y humana que llegó a tener trabajando para sus páginas a más de mil personas y a una extensísima nómina de libreros, editores, escritores, artistas, grabadores, impresores, dibujantes… L’Encyclopédie fue uno de los polos de lucha política y de ideas más importante de la Francia pre-revolucionaria. Una aventura que fue más allá, mucho más allá de la redacción de un diccionario enciclopédico y que Blom relata de forma deliciosa.
La primera línea de intelectuales que participaron en su redacción es impresionante; D. Diderot, Ch. de Jaucourt, D’Alambert, J. J. Rousseau, Grimm, D’Holbach, Voltaire…pero es que tras ellos se despliega una segunda (y desconocida) lista de doctores, físicos, cirujanos, botánicos, naturalistas, físicos…y a continuación todo el mundo (inmenso) del artesanado y la manufactura que se vio reflejado en los volúmenes de láminas (¡¡unas 2.500!!)
Blom afirma que los grabados de l’Encyclopédie reflejaban distorsionadamente el mundo artesanal, que en las planchas, los talleres aparecían pulcros, ordenados, (“cartesianos”, nos dice) cuando en la realidad no eran nada de eso en absoluto:
“…el espacio era escaso en el densamente habitado Faubourg Saint Antoine, donde la mayoría de los impresores (los legales, al menos) ejercían su oficio, de forma que las prensas y las personas que trabajaban en ellas estaban apiñadas y se veían obligadas a trabajar en condiciones tan infernales que los propios profesionales se veían a sí mismos como una ruda hermandad secreta, una sociedad con sus propias reglas y leyes.”(p.333)

No es el tema central del libro pero sí que aparece como una cuestión interesantísima la de las relaciones que los enciclopedistas tuvieron con el mundo del trabajo y la del enciclopedismo en general con el posterior movimiento revolucionario; quizás sea en estos aspectos donde el libro muestra claras limitaciones. Seguramente los colaboradores de l’Encyclopédie no visitaron tantos talleres como afirmaban pero me cuesta creer que alguien tan enganchado al terreno como Diderot no se hubiera impregnado de alguna manera de ese “submundo” emergente y tan cargado de significaciones.
Son sus propias palabras: “Recuerdo a un artista al que, después de haberle explicado exactamente lo que quería saber acerca de su oficio (o eso pensaba yo), me trajo, en lugar de la solicitada página de texto manuscrito y media hoja de ilustración sobre la técnica de empapelado mural, diez o doce láminas con gran cantidad de dibujos y tres gruesos fajos de folios, suficientes para llenar uno o dos volúmenes.”(p. 326)

El nombre propio que recorre todo el libro como protagonista es, sin duda, el de Denis Diderot; y a medida que uno se va acercando a él, se nos desvela como el más valioso de todos ellos; frente a los desplantes de D’Alambert, la lejanía de Voltaire y las manías de Rousseau, Diderot aguantó el tipo ante los constantes problemas a que se vio sometida la redacción del diccionario, rechazó tanto el abandono del proyecto como su expatriación y buscó una tercera posición nada grandilocuente pero tenaz y, a la larga, eficaz.
Su obra es mal conocida y poco traducida entre nosotros; se trata de un escritor ágil y profundo a la vez; brillante, de aquellos que “donde menos te lo esperas, hace saltar la liebre”; así, en cualquier carta “intranscendente” de amor a su querida Sophie, allí, de pronto, aparece un diamante, por ejemplo, una definición de la experiencia humana de hondo calado; obligando al lector a una atención máxima, hable de lo que hable.
El cómo se planteaba su trabajo queda reflejado en un par de citas sacadas de la Encyclopédie; “el filósofo no actúa guiado por sus pasiones, sino después de reflexionar; viaja en la noche, pero lo precede una antorcha” y en ese vagar de noche “sólo tengo una luz para guiarme. Aparece un extraño y me dice:”Amigo…, deberías extinguir tu luz para encontrar el camino con más claridad.” Este extraño es un teólogo.” (p.117)
Pep Traverso

dissabte, 11 d’abril del 2009

La Transición no fue modélica




VICENÇ NAVARRO

Existe una percepción generalizada en los establishments políticos y mediáticos españoles de que la Transición de la dictadura a la democracia que tuvo lugar en la segunda mitad de los años setenta fue modélica; es decir, ejemplar. Quisiera exponer en este artículo mi desacuerdo con esta percepción, subrayando que la continua promoción de tal lectura de nuestra realidad favorece a las fuerzas conservadoras, que continúan teniendo un enorme poder en nuestro país. En realidad, la Transición se hizo en términos muy favorables a estas fuerzas conservadoras, herederas de aquellas que en su día fueron responsables del golpe militar de 1936 y que, 40 años más tarde, dirigieron aquel proceso de transición. Me estoy refiriendo a la banca, a la patronal y a la Iglesia, defendidas por el Ejército y por la Monarquía, que representa el símbolo y continuidad de este dominio.

Este enorme bloque de poder se vio forzado a realizar cambios significativos en respuesta a grandes movilizaciones populares. La imagen tan promovida por el establishment mediático y político del país de que el rey nos trajo la democracia es una burda manipulación del análisis histórico. La mejor prueba de la escasa sensibilidad democrática del monarca fueron los borradores del cambio propuesto por los primeros gobiernos monárquicos, en los que la representatividad y diversidad política estaban sumamente limitadas. Fue la presión de las clases populares y, muy en particular, de las huelgas obreras de claro carácter político (ignoradas y ocultadas en la historiografía oficial) las que forzaron los cambios en aquellos borradores.
En aquellos años tuvieron lugar las movilizaciones de la clase trabajadora más intensas que se hubieran visto en Europa desde los años sesenta. En 1976, hubo 1.438 días de huelga al año por cada 1.000 trabajadores (la media en la Comunidad Europea era de 390 días) y en la metalurgia, 2.085 por cada 1.000 (el promedio en la Comunidad Europea fue de 595 días).

Un tanto semejante ocurrió en 1977. Tales movilizaciones forzaron los cambios, pero, debido a la enorme represión de la dictadura (por cada asesinato político que hizo Mussolini, Franco realizó 10.000) y al gran poder del bloque conservador, no consiguieron romper con el enorme dominio político que aquel bloque tuvo en configurar la Transición. No hubo rotura (como sostiene una interpretación sesgada de la Transición, promovida por el bloque conservador y con la complicidad de algunas voces de izquierda), sino una reforma dirigida por aquel bloque de poder y que dejó su imprimátur tanto en la Constitución (que iguala, por ejemplo, la escuela privada –gestionada en su mayoría por la Iglesia y que sirve a los grupos sociales más pudientes de la población– con la escuela pública, a la que asisten los niños de las clases populares), como en el sistema electoral que estableció (que discrimina a la clase trabajadora, hoy enormemente subrepresentada en uno de los sistemas electorales menos representativos de los regímenes electorales existentes).
Y este dominio de aquel bloque conservador continúa siendo enorme. Entre otros indicadores de tal poder cabe destacar que hoy, 33 años después de la Transición, España continúa siendo:

1. El país con el gasto público social por habitante más bajo de la UE, situándose a la cola de los países con semejante nivel de desarrollo económico; es decir, la Unión Europea de los Quince (UE-15).

2. El país de la UE-15 con mayor fraude fiscal, realizado en su mayoría por la banca, la patronal y los sectores más pudientes de la población. Según las propias cifras de los técnicos del Ministerio de Hacienda, tal fraude fiscal equivale a un 10% del PIB, por lo que España es el único país de la UE-15 donde, según las declaraciones de renta, un empresario ingresa menos al año que un trabajador.

3. El país con mayores desigualdades de renta (junto con Gran Bretaña, Grecia y Portugal) de la UE-15.

4. Uno de los países con uno de los Estados del bienestar más polarizados de Europa, con el 30% de renta superior del país cubierto por los servicios educativos (excepto los universitarios) y sanitarios privados, y el 70% restante (clases medias y clase trabajadora) por los servicios públicos.

5. El país de la UE-15 en el que mueren más trabajadores por enfermedades laborales sin que ello conste en su certificado de muerte, como consecuencia del enorme poder de la patronal y de las Mutuas Patronales Laborales que controlan.

6. El único país donde no se puede criticar al jefe del Estado (que no permite en su presencia denunciar al dictador que ha asesinado más españoles en el siglo XX, al cual su consorte, la reina, se ha referido como un dictador blando).

7. El país que aporta más fondos públicos a una de las jerarquías eclesiásticas católicas más retrógradas de las existentes en Europa.

8. El país donde un nacionalismo exacerbado central, heredado del franquismo, ahoga a las nacionalidades periféricas sin permitir el reconocimiento de un Estado auténticamente plurinacional.

9. El único país de Europa que ha padecido una dictadura donde las víctimas asesinadas por aquella continúan desaparecidas sin que el Estado se haya atrevido a desenterrarlas y darles el homenaje que se merecen.
Estos indicadores, entre otros muchos, deberían cuestionar la definición de aquella Transición como modélica. La insistencia en presentarla como tal fortalece a las fuerzas conservadoras que dominaron aquel proceso. Su constante reproducción en los medios tiene, además, el impacto de disminuir las expectativas de cambio entre la población, al reducir los objetivos a los que las fuerzas democráticas debieran aspirar, dificultando todavía más el muy necesario cambio que el país necesita para alcanzar la calidad de vida que su población se merece.

Vicenç Navarro  es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas
de la Universidad Pompeu Fabra.

Publicado en: http://blogs.publico.es/dominiopublico/1202/la-transicion-no-fue-modelica/