dimecres, 1 de juliol del 2009

La consciencia de clase como terapia


Antonio Navas
y
Joan Tafalla

Salvador López Arnal ha realizado una interesantísima entrevista al psiquiatra Guillermo Rendueles. Si la quereis leer entera, podéis encontrarla en Espai Marx :


La lectura de esta entrevista sugirió el siguiente comentario a Joan Tafalla:

Després de la lectura de l'entrevista, em quedem molts dubtes. Jo també llegia Bataglia en el seu moment. Bé, texts petits com aquells que publicava Cuadernos Anagrama. També he sentit molts cops entre els companys de classe obrera allò de que si els qui tenen una depressió treballessin a la cadena, no tindrien temps de deprimir-se. Ho he sentit i ho he aprovat potser masses vegades. També he desconfiat del psicoanàlisi per la seva vinculació als diners i per la seva capacitat de crear addicció a la teràpia. Sempre he cregut que tot plegat es deu a la lluita de classe i a les relacions de producció, de poder i de dominació.
Ara bé, la psicosi i l'esquizofrènia, tenen o no una base material neurològica, de circuits elèctrics i de reaccions químiques molt subtils? Tenen o no una vinculació amb aspectes d'herència com el mateix autor indica? Llavors, mentre no es reconstitueixen la identitat de classe, la comunitat social de barri o empresa, com ajudem als qui pateixen dolor?
No puc dir-li a un malalt d'esquizofrènia o a un psicòtic que es tracti a base de lluita de classes. O si?
No serà que hi ha una disparitat immensa entre una crítica radical i que hi toca força i les propostes i remeis per a el problema?
No serà que aquesta disparitat la notem en tot allò que toquem, sigui quin sigui el tema?
Una abraçada a tots

Joan Tafalla

Antonio Navas contestó lo siguiente:

Querido Joan:
Tienes razón en que no se puede decir a ciertos enfermos mentales que la solución a sus problemas está en el compromiso político o en al reconstitución de la cultura material que alguna vez ordenó sus vidas, especialmente si estos son esquizofrénicos, maníaco-depresivos, una niña anoréxica, o aquellos que padezcan algunos otros trastornos mentales muy graves.
De hecho, el propio Rendueles lo reconoce explícitamente en la entrevista y no sitúa en esas patologías el foco fundamental de discernimiento que él reclama. Reconoce sin ambages los factores genéticos y biológicos diversos que son parte de su causa y , apunta a algunas modificaciones en su tratamiento farmacológico como innecesarias, o escasamente justificadas, pero ni siquiera erróneas desde un punto de vista médico, tan sólo algo forzadas por intereses comerciales. Así mismo, apunta algún debate sobre alternativas terapéuticas en la estrategia a seguir con este tipo de enfermos: centrada exclusivamente en lo farmacológico o menos, más audaz o menos socialmente hablando, con mayor o menor implicación de la psicoterapia y el entorno, etc... Pero aquí, sin duda alguna, Rendueles no plantea ningún distanciamiento fundamental con la psiquiatría actual. En sus respuestas, aunque quizás un poco oculto entre la maleza y de forma sucinta, queda ese asunto meridianamente claro.
En los otros sufrimientos humanos de índole psíquica que causa el mundo en que vivimos, nuestro psiquiatra justamente nos dice que a él no vayamos a pedirle respuestas. Que no es tarea de los "psi". Que no debería ser.
Otra cosa es, que muchos no tengan hoy en día otro consuelo al que acudir, más que el de unos profesionales a los que se les ha asignado ese papel.
Si existiese lucha de clases, sí podríamos recetársela a algunos de esos enfermos, a esos que lo son mayormente por causas sociales. A mí,como a Rendueles, y puede que como a vosotros, nos parece claro que esa sería la solución que mayor bienestar psicológico proporcionaría a estos pacientes, amén de otros tipos de beneficio. Dado que no existe, nadie se la puede sacar de la manga. No se puede recetar.
Lo muy importante de lo que expresa Rendueles, en términos humanos, es que otra concepción (hablando ahora desde el punto de vista de los "psi") psico-médica del asunto que nos concierne, llevaría a explicarles la situación a los pacientes en otros términos muy diferentes. Y me refiero a la diferencia que hay, entre explicarle a un individuo que está enferma su mente, al mismo nivel que cuando tiene gripe lo está su cuerpo, o decirle que se siente mal o muy mal, pero que la causa de su enfermedad no está dentro de sí mismo, ni en ningún agente casual, sino en la reacción humana común a las situaciones de desamparo, desestructuración social, derrota, pobreza, falta de perspectivas, etc, etc...Se desculpabiliza al paciente,e incluso al azar, a pesar del ejemplo que da de "lotería inversa", puesto que esa lotería inversa: paro, pobreza, anomia social, etc...si tiene causantes con nombres propios, aunque estos sean los de instituciones sociales o económicas. Esto, produce un extraordinario efecto liberador sobre la mente del individuo. Por sí sólo no arreglará nada, tampoco encenderá la mecha de ninguna reacción, pero restablecerá la cordura y la verdad en la mente de quienes sufren.
Lo más concreto que dice Rendueles, y que a mí me parece fantástico, es el ejemplo de Alcohólicos Anónimos. Se entiende perfectamente la argumentación que da del porqué de su efectividad. No es necesario insistir en ello. Y claro que una solución más global, debería venir desde instancias sociales, políticas, etc...Pero por hablar sólo de la estrategia médica, ésa es una iniciativa alternativa. Porque sufrir, se sufre y algún bálsamo hay que aplicar mientras tanto.
Es sabido que en los campos de concentración la gente no se ponía ansiosa o sufría neurosis. Tenía otro tipo de problemas. Eso, los problemas mentales, venían después, con la libertad, según el contexto en que iban a desarrollarse sus nuves vidas y en función de cómo esta fue vivida antes, en el interior de los barracones.
Es verdad lo que nos dicen siempre nuestros mayores sobre las propiedades lenitivas del trabajo. Sólo que en ocasiones perdían de vista por un momento, el hecho de su carencia forzada en los que manifestaban actitudes, para ellos, extrañas. O bien, que eran sus propios hijos a los que estaban educando, o intentándolo, precisamente para que NO trabajaran como ellos. O bien, no registraban en su mente los cambios que hacían, que ya sus hijos NO pudieran seguir trabajando ni viviendo como ellos solían hacer.
Es verdad que nuestros mayores no iban al "psi", como nuestras abuelas tampoco iban al ginecólogo a parir. Pero ahora parecen ir en porcentajes de hasta el 30%.
Saludos.
Antonio Navas

Otras referencias a Guillermo Rendueles en La llibertat dels antics:


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