dilluns, 31 d’agost del 2009

Semblanza Biográfica de Ernesto De Martino


Ernesto De Martino nació en Nápoles el 1 de diciembre de 1908, hijo de Ernesto, ingeniero de los Ferrocarriles del Estado y de Gina Jaquinangelo.

En la Universidad de Nápoles siguió la escuela de Adolfo Omodeo, con quien se graduó en el 1932 con una tesis en historia de las religiones y que lo introdujo en el circulo de Benedetto Croce. De la filosofía crociana, también a través de la enseñanza de Omodeo, De Martino aprendió el enfoque historicista que defendió hasta el ultimo con tenacidad, aún si desarrollándolo y integrándolo con aportes especulativos heterogéneos, y ampliando su aplicación a sectores prácticamente excluidos por Croce, como la historia de las religiones y la etnología.

Allí De Martino amplió la perspectiva de la especulación crociana desde su primer libro, Naturalismo e storicismo nell’etnologia ( Bari, 1941), que marcó el inicio de una laboriosa y metódica reflexión critica en el campo de las teorías etiológicas domina nantes en ámbito internacional. Las varias corrientes de pensamiento, desde el prelogismo de L.Lévy-Bruhl, al sociologismo de Emile Durkheim, a la escuela de Viena de Wilhelm Schmidt con su teoría histórico-cultural o di fusionista, al funcionalismo de B.Malinowski en Gran Bretaña, hasta la apéndice de la antropología aplicada estatunitense, venían pasadas por la evaluación de un pensamiento critico que quería demostrar un común presupuesto antihistoricista- por De Martino “naturalistico”- declarado o implícito.

El contacto con Raffaele Petazzoni, que a empezar desde el 1934 publicó varios contribuíos de él en su revista por el mismo fundada y dirigida, “Studi e Materiali di Storia delle Religióni”, maduró y orientó siempre más los intereses de De Martino hacía la etnología y la historia de las religiones (donde consiguió la habilitación para enseñar respectivamente en el 1952 y en el 1956). Particular empeño puse desde el la primera fase de su actividad de estudioso en el enfrentarse con los problemas interpretativos conexos con los fenómenos de magia, para esto empujado también de un suyo preliminar interés psicológico.

A esta primera fase de investigación apartenecen de hecho varias contribuciones que revelan precisos intereses para la metapsíquica, el magismo y los fenómenos shamanicos ( Percezione extra sensoriale e magismo etnologico, ibid., XVIII, 1942, pp.1-9, y XIX-XX, 1943-1946, pp.31-84; Lineamenti di etnometapsichica ,ibid., XVIII, 1942, pp.113-139; Di alcune condizioni delle sedute metapsichiche alla luce del magismo sciamanistico ,en “ Revista di antropología”, XXXIV, 1942-1943, pp.479-490).

En este sentido De Martino se demostró anticipadamente en vía de enfrentar temas que habrían, pero solamente más tarde en Italia, estimulado, en los ambientes psiquiátricos, crecientes contactos y relaciones con la etnología, tanto que para desarrollar una nueva rama autónoma, en el ámbito de las disciplinas psiquiatritas, que en seguida habrían tomado cuerpo en la psiquiatría transcultural o etnopsiquiatría.

En Il mondo magico ( Torino, 1948)- primer volumen de la colección de estudios religiosos etnologicos y psicológicos dirigida por C.Pavese y después por el mismo De Martino- el ligó vistosamente los problemas de interpretación de los mundos culturales “primitivos” de nivel etnologico, con los problemas de interpretación relacionados con la realidad de los poderes mágicos en general. Aquí por primera vez De Martino tomó las distancias desde el crocianismo ortodoxo sustentando la historicidad de las categorías crocianas.

En contra de la filosofía implícitamente etnocéntrica de Croce, que ignoró o puso entre paréntesis los mundos culturales “primitivos” extra occidentales, el revaluó el mundo cultural del magismo de las sociedades tradicionales, que hizo objeto de una autónoma problemática historiográfica.

El mundo de la magia, del cual las sociedades “primitivas” ofrecen imponentes manifestaciones que el toma como documento, tiene una suya realidad precátegorial y es mirado como una primordial representación del mundo, funcional a la necesidad- para usar sus términos-de “ garantizar la presencia”. Se percibe desde esta obra la influencia del existencialismo de Heidegger, del cual toma algunos conceptos básicos y en parte el lenguaje, introduciendo en el campo de la antropología religiosa nociones como la de “crisis de la presencia” y la de “rescate de la crisis”: un rescate actuado, según De Martino”, a través del ritual mágico religioso, entendido como técnica de superación de la crisis y de la “angustia de la historia”.

Desarrollando su especulación etnologica-religiosa, De Martino utiliza siempre más la psicología y con la ayuda de su conocimiento de las ciencias psiquiatritas, según un criterio que retomará más tarde con el máximo compromiso, en el ultimo periodo de su actividad de estudioso, es decir en la obra a quien trabajó ante de su muerte prematura y que se publicó póstuma, La fine del mondo. En esto se refleja una continuidad de pensamiento y de intereses que procede desde las primeras contribuciones hasta las ultimas y más empeñadas, a través de unas fase intercalar, aún si de fundamental importancia, pero relativamente autónoma y que abarca el periodo de las obras “meridionalisticas”.

Un cambio decisivo en la existencia y en la actividad de De Martino fue determinado por su experiencia de militante en los partidos de la Izquierda y de su compromiso ideológico-social.

Desde el 1945 actuó como secretario del Partido Socialista en la Italia meridional: en Bari, Molfetta, después en Lecce.

Desde el 1950 adhirió al Partido Comunista Italiano. El contacto directo con los campesinos del Sur y con los problemas del Meridione gravó un sello original en su personalidad de estudioso, que en esta experiencia recibió el estimulo para moverse hacia una etnología o antropología hecha de investigación de campo. Desde entonces fue empujado para asumir como problema central de su investigación el análisis del folklore religioso en la cultura campesina del Sur.

Si el Meridione de Italia había constituido desde tiempo un problema en la conciencia de historiadores, economistas, sociólogos, nadie había hasta entonces enfrentado en su autonomía el problema de la “cultura” campesina del Sur, apercibida como compleja y especifica concepción del mundo y localizándola en el trasfondo de una sociedad históricamente determinada. De Martino percibió la urgencia de tapar este vacío.

Además que desde la experiencia de la militancia política, fue inducido a esta elección también por la convergencia de algunos otros factores e eventos: en particular la salida de Cristo si é formato a Eboli , de Carlo Levi en el 1945 y el consiguiente encuentro con Levi; el encuentro con Rocco Scotellaro, poeta-campesino lucano, y en fin la salida de I quaderni dal carcere de Antonio Gramsci en el 1948.

Descubierta- también gracias a Levi y Scotellaro- la dramática humanidad de aquel mundo subalterno, De Martino se acercó a su tarea de análisis e interpretación, valiéndose de las herramientas que le ofrecían su conocimientos de historiador, de las técnicas de la investigación etnologica y de la llave interpretativa- marxista y clasista- que Gramsci le ofreció relativamente a las formas de aquel folklore meridional que el mismo Gramsci clasificó en la categoría del “catolicismo popular”. Los orígenes, el significado, la persistencia de creencias y praticas magico-religiosas arcaicas entre las capas rurales del Sur son de hecho estudiadas por De Martino en el contexto de una historia social que constituye su base determinante. Así, con una serie de misiones etnográficas desde los primeros años ’50, el recogió una cantidad de documentos relativos a manifestaciones mágico-religiosas y estudió los orígenes históricos de ellas, las relaciones con las condiciones históricas y sociales a través de los siglos, los motivos implícitos que justificaban sus persistencias. Todos los fenómenos puestos al centro de su investigación tenían de hecho orígenes arcaicos, precristianos, un antiguo trasfondo de civilizaciones agrarias, y habían sido por largo tiempo objeto de de polémicas, de represiones, de intervenciones de adaptación por parte de la Iglesia oficial. Objeto de su investigación fueron particularmente: el complejo mítico-ritual en Lucania (Sud e magia, Milano 1959); las persistencias del llanto fúnebre en Lucania (Morte e pianto rituale nel mondo antico, Torino 1958); el tarantismo del Salento ( La terra del rimorso, Milano, 1961).El perdurar de tales rituales y de tales creencias, con las varias manifestaciones conexas de sincretismo pagano-cristiano, es interpretado como expresión de una resistencia implícita, no consciente y desorganizada a la cultura oficial cristiana, representada por la Iglesia.

La historia de las varias polémicas del clero y de los sínodos eclesiásticos contra tales manifestaciones es vuelta a analizar para poner a prueba su interpretación, que explica también las adaptaciones de la política cultural eclesiástica absorbiendo y replasmando cultos y creencias de origen arcaico.

Por otra parte De Martino explica la duración de estos arcaísmos según razón histórica, como expresión de una concepción del mundo propia de una sociedad quedada por siglos en el aislamiento por parte de los poderes centrales y de las instituciones oficiales que la marginaron y la explotaron. La” miseria cultural”- afirma- es el espejo de una miseria psicológica determinada a su vez por condiciones histórico-social impuestas a todo el Mezzogiorno por un régimen de subalternidad plurisecular y que aún en época contemporánea en cierta medida persiste o hace pesar su consecuencias por largo termine, el folklore aparece entonces como el reflejo de la “no historia” del Sur, es decir de la continua represión sufrida.

En su conjunto las tres obras meridionalisticas constituyen un núcleo paradigmático de estudios de historia social, religiosa y cultural, realizados sobre la base de encuestas directas y reiteradas, realizadas por el en el campo a través de entrevistas, observación participante y con el auxilio de media de encuestas entonces actualizados, registradores, cámaras, reconstrucción de momentos y secuencias de vida local. Con estas obras se inauguró en Italia un importante veta de investigaciones de antropología cultural, de etnología de la sociedad meridional metropolitana, destinada a tener desarrollos crecientes, después de la muerte de De Martino, por parte de antropólogos de más joven generación, que en esta obra encontraron una fuente de estímulos y de solicitaciones.

De hecho, aún si en los últimos años las técnicas y las metodologías de la investigación antropológica disponen de un aparato empírico más sofisticado y desarrollan problemáticas siempre más penetrantes, los primeros estudios de De Martino constituyen un inevitable punto de referencia.

Particular importancia como técnica innovadora que el inauguró es aquella de la investigación interdisciplinaria, que adoptó sobretodo en el estudio del tarantismo puliese, con la unión en un único equipo de un psiquiatra, de una psicóloga, además del historiador de las religiones, una antropóloga cultural, un etnomusicólogo y un documentarista cinematográfico. El criterio de la interdisciplinaridad se habría quedado como una adquisición y una exigencia definitiva en los estudios etnoantropologicos.

Llegando a ser profesor titular de Historia de las religiones en la Facultad de Letras de la Universidad de Cagliari en diciembre de 1959, al periodo meridionalista siguió un periodo de profundizamientos y desarrollos problemáticos.

En este momento De Martino por un lato descubrió y puso en cuestión una serie de manifestaciones religiosas o parareligiosas de tipo extraoficial en el corazón de la sociedad burguesa occidental: rebosaduras de magismo en Alemania, fiestas carnavalescas con carácter orgiástico-contestatario en la Suecia de final de los años ‘50(el fin de año en Estocolmo), juntos con otras manifestaciones rituales de ámbito oficial en la sociedad socialista de la URSS, como el simbolismo ceremonial soviético (Furore, símbolo, valore, Milano, 1962).

Por otra parte empezó una investigación alrededor de una temática nueva, aquella de la Apocalipsis y de los mitos escatológicos.

Para el análisis de este tema recolectó materiales no soltanto desde el campo de la historia religiosa en una acepción amplia que incluye junto al judío-cristianismo también las religiones “primitivas”, pero también la literatura moderna de la crisis- J.P.Sartre, A.Moravia, A.Camus, de la filosofía y de los teóricos del marxismo clásico, de la psiquiatría.

En el reto con esta compleja temática, su personalidad poliédrica se desplegó integralmente utilizando las disciplinas indicadas ante, demostrando la naturaleza

poliformal de sus intereses culturales, que iban más allá de las divisiones académicas y de las etiquetas formales. Todo modo la poliétricidad de sus aberturas especulativas determinaban en el una particular ambivalencia en el plan del enfoque epistemológico.

De hecho tuvo una tendencia para unificar perspectivas heterogéneas entre si como la historicista de derivación crociana, pero reinterpretada en llave marxista, con la fenomenológica-ontologica, dirigida típicamente para la identificación de “universales” y de estructuras invariantes de orden psicológico. El ensayo Apocalissi culturali e apocalissi psicopatologiche (en “Nuovi Argomenti”, LXIX-LXXI, 1964, pp.105-141) introdujo la temática a la cual trabajaba desde los primeros años sesenta y que, interrumpida por la muerte, encontró una elaboración, aún incumplida y fragmentaria, en el libro póstumo La fine del mondo. Contributo all’analisi delle apocalissi culturali , ( Torino, 1977).

Aún en el inacabado que lo caracteriza y que lo hace, fuera que por la parte psiquiatrita, más un silogismo de apuntes y de transcripciones desde textos y autores varios con notas y reflexiones personales, este libro documenta la suma de los intereses especulativos y culturales del ultimo De Martino.

Regresa el tema de la crisis y su reintegración religiosa, pero en su autonomía ontologica y ya no en su preciso contexto histórico-social donde era colocado e interpretado en las precedentes obras meridionalisticas. Un regreso al enfoque fenomenológico dominante en Il mondo magico enfatiza esta ultima fase de la reflexión demartiniana respecto a aquella más ligada al historicismo gramsciano que domina en los tres libros dedicado al folklore del Sur: y esto se puede decir aún si ya en secunda edición de Il mondo magico ( 1958) el autor ya había retractado su precedente tesis que ponía la magia en una fase precategorial del desarrollo del pensamiento humano para regresar a los fundamentos de las criticas de Croce.

En La fine del mondo el historicismo absoluto del primero De Martino- donde el sentido y las formas de las civilizaciones humanas y de las religiones se resuelven integralmente y sin residuos en la historia- se matiza, dejando un notable espacio a una perspectiva fenomenológica-psicologistica. Al mismo tiempo es vigorosamente confirmada la función liberadora de la visión del mundo laica marxista. Por ende la apocalíptica marxiana es contrapuesta a aquella enajenadora de las religiones, mientras por primera vez De Martino considera positivamente el valor novedoso y creativo que estudios recientes han reconocidos en los movimientos proféticos, milenaristas y apocalípticos de liberación de los pueblos excoloniales del Tercer Mundo.

También en el ultimo e incumplido trabajo se manifiestan, por fragmentos de abertura genial, la riqueza y la densidad de reflexión típicas de De Martino. En este trabajo, como en los precedentes, el empieza desde experiencias del hoy y del aquí, desde problemas, situaciones, crisis incumbentes en la nuestra civilización contemporánea, para subir- en un esfuerzo de comprensión histórica universal- a la observación y al análisis de mundos “otros” en sentido psicológico ( el mundo de la sicopatología), o en sentido histórico cronológico ( el mundo del cristianismo primitivo), y en sentido histórico-cultural ( el mundo de las culturas extraoccidentales objeto de estudio de la etnología). Precisamente frente al arduo compito que se tomó de una comprensión histórica universal, De Martino se pone metódicamente el problema de la justa perspectiva que le toca al científico que mira “el ajeno” y a las culturas “otras”.

De aquí se desarrolla su reflexión alrededor del tema de los etnocentrismos: una reflexión que había comprometido el autor, pero en un plan practico-operativo dirigido desde la época de sus investigaciones en el Meridione, en el sistemático encuentro-desencuentro con los portadores de modelos culturales fundamentalmente “ajenos” para un científico crecido y formado en el seno de la sociedad burguesa oficial y culta.

De hecho ya desde entonces De Martino no había perdido ocasión para expresar un propio “ sentido de culpa” respecto a la miseria cultural y psicológica de las plebes meridionales: un sentido de culpa que alrededor de la misma época inspiraba paginas y reflexiones de otro ilustre exponente del pensamiento antropológico en Europa, Claude Lèvi-Strauss.

Desarrollando en forma reflexiva y metódica su tesis sobre el etnocentrismo, De Martino rechazaba como decididamente superada toda forma de etnocentrismo dogmático, con sus condenables corolarios de racismo y de prejuicio social.

Sin embargo rechazaba con igual decisión la perspectiva del relativismo cultural de origen americano, por el cual cada “cultura” vale por si misma ni debe ser evaluada desde l’externo si no con referencia a los parámetros validos por sus directos exponentes. De hecho veía la duplicidad y la contradicción de esta posición teórica y especulativa, la cual, bajo el espécimen de un liberalismo teórico, escondía toda reserva de intervención practica-política sobre los portadores de las culturas ajenas.

De Martino afirmaba y proponía la validez de una posición que el mismo había tomado respecto a las culturas campesinas meridionales en el curso de sus precedentes indagaciones: posición por el definida “etnocentrismo crítico”. Lo que debe entenderse como esfuerzo supremo de ampliamente de la propia conciencia cultural frente a cada cultura “otra”, y como sufrido proceso de toma de conciencia critica de los limites de la propia historia cultural, social, política. El etnocentrismo critico pone en cuestión “las mismas categorías de observación de la cual el estudioso dispone al inicio de la investigación”. Con esta tensión ético-especulativa se puede realizar, según De Martino, aquel “humanismo etnográfico” que implica una obra de históricización de si y de la propia cultura, y de autocrítica en base al confronto histórico-cultural, pero sin renunciar- como sostenía- a la idea del primado de la civilización occidental.

El modelo de la civilización europea más adelantada sobre el plan del saber científico, de la tecnología, del desarrollo cultural, no puede ceder, por De Martino, a los modelos de culturas otras para las cuales, aún en el indispensable esfuerzo para entenderlas, conocerlas y justificarlas sobre el plan histórico, lógico y psicosocial, la perspectiva de desarrollo propuesta queda aquella de adaguarse al modelo occidental en sus expresiones más adelantadas.

Esta visión eurocéntrica, aún si crítica y autocrítica, abriría el camino para discusiones e intervenciones variamente orientadas en desarrollos postdemartinianos del pensamiento antropológico en Italia.

Por la complejidad del enfoque poliédrico de De Martino al estudio del hombre, por la fuerte tensión ético-social-ideológica que penetra sus escritos, por la eficacia profundizadora de sus análisis, por la subjetividad encantadora de su lenguaje- por lo cual su obra se impone también por su valor literario- su producción se pone para arriba de las especializaciones académicas más o menos sectoriales, y parece destinada para recibir resonancias duraderas en el ámbito de múltiples disciplinas, de las más variadas orientaciones de estudio que tienen a que ver con el problema del hombre y de todos aquellos que a este problema reponen un personal y sensible interés.

De Martino murió en Roma el 9 de mayo de 1965.

( Vittorio Lanternari, Ernesto De Martino ,en : Dizionario Biografico degli Italiani , Ed. Enciclopedia Treccani, vol.XXXVIII, 1990, pp.584-588).

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