dijous, 2 de gener del 2014

Veinte años después


Joan Tafalla

El zapatismo produjo cambios muy importantes en el clima intelectual de la época. Entre 1989 y 1 de enero 1994 había un erial, estábamos en la parte más dura del invierno, era la derrota total, absoluta, radical. El impuso revolucionario de octubre de 1917 absolutamente agotado. 
Si el zapatismo está hoy menos de moda y sólo nos acordamos de él los días 1 de enero, ello no significa que no debamos muchas cosas a aquella primavera que empezó en pleno invierno. Muchas más cosas de las que a veces, con nuestra desmemoria ( los mayores) y con nuestro afán de inventar sopas de ajo ( los jóvenes) olvidamos. ¿Hubiera sido posible el 15 M sin el zapatismo? 
Buscando en mis discos de archivo algún texto sobre zapatismo he encontrado éste que os adjunto, publicado en febrero de 2004 en la revista El Viejo Topo 8 nº 189-190).  
Realitat publicó en 1997 un monográfico en el que tuve algo que ver pero como no es posible encontrarlo en la red ( desapareció del espacio virtual en uno de los virajes o encontronazos internos del PCC; es la viejo historia de la foto retocada tras la purga) tengo que esperar a encontrarlo en mi archivo en el Casal de 9 Barris.
Mi objetivo al buscar algún escrito mío sobre zapatismo era recisar qué pensaba al respecto y como me influyó la literatura zapatista. Me refiero no sólo a Marcos, si no a Ana Esther Ceceña, a los redactores de la revista "Chiapas", a Armando Bartra. Y hacer un poco de balance. 
Leído el texto diez años más tarde descubro mucho entusiasmo ( no es malo) algunas ingenuidades ( eso sí es malo a los 50 años, que tenía cuando lo escribí) y algunos redactados que hoy, tras las experiencias de América Latina quizás veo de forma más matizada ( eso es natural, solo se sabe si es gato o gata cuando el animal ha pasado por delante nuestro y nos enseña el trasero). 
Tras estos años, la relectura colectiva ( seminario de Espai Marx) e individual de Gramsci, me lleva a matizar algunas de las afirmaciones del artículo sobre todo en cuanto a la relación del poder con la democracia. La permanente lección de Joaquin al respecto, me ha hecho reflexionar mucho y no seguir por la senda de Holloway. Mi estudio ( durante siete años) sobre la revolución francesa también me han hecho volver a tesis más clásicas sobre la revolución, la democracia, los movimientos sociales, el poder, etc. Finalmente una mayor lectura de Castoriadis y de Foucault y, sobre todo, la paciente tarea de divulgación que hace entre nosotros Jordi Torrent me llevarían a  matizar algunos extremos. Ahora, gracias a Jordi, sé algo elemental: que no se puede mezclar el agua con el aceite. 
Si me ha parecido interesante socializar de nuevo el artículo es por que creo que el texto refleja en parte el clima, el aire intelectual y moral que se respiraba hace diez años. Bueno, que algunos respirábamos hace diez años.
Si no tenéis tiempo para estas cosas, priorizad vuestro propio programa de lectura. 
Ganaréis tiempo, que es bien escaso.

Viaje al otro lado del espejo
o
La solidaridad de los seres de corazón moreno con los rostros pálidos[1]


 por Joan Tafalla (*)
0.- Noticias del otro lado del espejo.- [2]

“Lo más curioso era que los árboles y las demás cosas que las rodeaban permanecían totalmente inamovibles: por más que corrieran no conseguían adelantar nada. “¿ No será que todo se mueve con nosotras?”, se preguntó intrigada la pobre Alicia. Y la reina pareció adivinar sus pensamientos, pues le gritó: ¡Más deprisa! ¡ Y no trates de hablar!.
Lewis Carroll, Al otro lado del espejo[3]

Cuando en 1871 Lewis Carroll publicó su segundo libro dedicado a Alice Liddell, “A través del espejo”, no sospechaba  que la sugerente metáfora que encierra el libro atravesaría dos finales de siglo y continuaría siendo significativa para gentes tan alejadas del mundo de la clase media inglesa del último tercio del siglo XIX, cómo pueden ser el subcomandante Marcos, los zapatistas o las gentes que hoy celebramos el décimo aniversario del levantamiento zapatista.
Tanto “Alicia en el país de las maravillas” como “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí” son precedentes directos del surrealismo, están llenas de seres irreales, de ironía, de sarcasmo, de problemas lógicos y juegos de palabras que se disponen a lo largo del cuento para activar todos los recursos de nuestra mente, más allá de lo racional, impulsando nuestro pensamiento, haciéndolo más productivo, enriqueciéndolo y potenciándolo. Quizás no sea necesario recordar que el surrealismo contribuyó bastante más que el “realismo socialista” a armar mentes para subvertir el mundo de lo existente. André Bretón, Frida Kalo o García Lorca, Rafael Alberti o Luis Buñuel son nombres que quizás sirvan para justificar plenamente esta afirmación.
Y es que no sólo de razón vive el hombre, como empezaba a descubrir Sigmund Freud en otra ciudad europea, Viena, en la misma época que Carroll escribía sus cuentos en Londres. Digamos que después de Freud, como después de Marx, ya no es posible pensar sobre los asuntos del hombre entendido sea como especie, sea como individuo, bajo los efluvios narcotizantes de la ideología dominante. Tras Freud y Marx,  tenemos instrumentos para revelar el fetichismo y la alienación.
El sup Marcos ha usado repetidamente la metáfora del espejo. En el discurso pronunciado en el zócalo de México distrito federal tras la Marcha del Color de la Tierra, decía: "Un espejo somos, aquí estamos para vernos y mostrarnos, para que tu nos mires, para que tu te mires, para que el otro se mire en la mirada de nosotros. Aquí estamos y un espejo somos. No la realidad, sino apenas su reflejo. No la luz, sino apenas un destello. No el camino, sino apenas unos pasos. No la guía, sino apenas uno de tantos rumbos, que a la mañana conducen...”[4]
En el vibrante y lúcido libro de Manolo Vázquez Montalbán, Marcos usa la metáfora del espejo en formas diferentes. En primer lugar, como espejo trucado que hay que denunciar: “Ahora nuestras razones han invadido la Tierra y en cada lugar se convierten en la denuncia del espejo trucado del final feliz de la Historia, de la globalización a la medida de los globalizadores. ¿Aquí estamos nosotros’ y ahí se produce este efecto de prisma y de espejo múltiple en todos lados, que no construimos nosotros. Que ya estaba ahí y no había sido advertido”[5]. En otro lugar de le entrevista, el espejo trucado que hay que atravesar es la refundación de la izquierda: “... la izquierda mundial está tratando de ajustar cuentas con respecto del pasado, volver a ubicarse después que le vendieron una derrota que no existe, una derrota del bloque soviético que no tiene por qué afectar al conjunto y diversidad de la izquierda munidal, pero se la vendieron y muchos la compraron... Para eso hay que atravesar el espejo, hacer una propuesta, trascender la posición crítica o intercrítica como quieras llamarla y plantear una alternativa. Eso sería ir más allá del espejo, romperlo y convertir el espejo en un cristal que nos permita ver hacia delante”.[6]
Otra de las metáforas usadas por Marcos es la de Alicia caminado hacia atrás para alcanzar a la Reina Roja. “Hemos de voltear el pasado para poder avanzar y ser mejores”. Manolo VM le pregunta sobre el sentido de esa frase. “¿ La recuperación del pasado, o el sentido leninista de dar un paso atrás para luego dar dos pasos adelante?”. La respuesta de Marcos abre una de las vías por donde podría pasar una refundación de la izquierda: “Nosotros no podemos voltear hacia atrás la historia, ni con nostalgia, ni con arrepentimiento... hay que volver atrás para retomar lo que fuimos, sin golpes de pecho, pero tampoco sin entusiasmo. Ver realmente qué fuimos, y poder construir pues hacia delante. O sea, sólo vamos a poder alcanzar el futuro que queramos, cualquiera que sea la Reina Roja, si aprendemos a voltear para atrás, pero voltear para ver el pasado como izquierda. Tenemos que hacer un ajuste de cuentas con el pasado de la izquierda mundial y seguir adelante[7].
En este material uso la metáfora del espejo  para desarrollar un concepto que esbocé en 1997 en el artículo de presentación de un número extraordinario de la revista Realitat dedicado al zapatismo. Entonces denominé ese concepto, provisionalmente, como “solidaridad de ida y vuelta”[8]. Hoy lo llamo “La solidaridad de los seres de corazón moreno con los rostros pálidos”.

1.- La solidaridad del otro lado del espejo.


 “ ... la resistencia de las comunidades zapatistas no es para provocar lástima sino respeto... la pobreza es un arma que ha sido elegida por nuestros pueblos para dos cosas: para evidenciar que no es asistencialismo lo que buscamos, y para demostrar, con el ejemplo propio, que es posible gobernar y gobernarse sin el parásito que se dice gobernante....
El apoyo que demandamos es para la construcción de una pequeña parte de ese mundo donde quepan todos los mundos. Es pues, un apoyo político, no una limosna”[9].

Cuando el 1 de enero de 1994 se levantaron las comunidades zapatistas la izquierda euro-occidental aún se lamía las heridas de la caída del autodenominado “socialismo real”. Unos se integraban dentro del sistema como una fuerza política más, homologable dentro del arco parlamentario y dispuesta a gestionar las compatibilidades del sistema capitalista en su fase actual ( y esperemos que última): el neoliberalismo. Otros se dedicaban a cultivar las esencias identitarias, denunciando desviaciones y traiciones, negándose  a realizar un análisis de lo que había sucedido en el siglo XX y de sus consecuencias para un proceso emancipador. Otros, sin aceptar la derrota, nos sumíamos en la confusión, estudiando, analizando, tanteando alternativas locales, sectoriales... Tentativas en espera de una refundación del pensamiento emancipatorio que no sabíamos de donde podría surgir.
Como siempre, un movimiento es mejor que mil programas. Los zapatistas nos mostraron muchas y diversas cosas. La primera es que la rebelión era posible y producía frutos concretos. Que la historia no había acabado, como anunciaba triunfante e ingenuamente el escriba del Imperio Francis Fukuyama. El proyecto de Area de Libre Comercio entre Mexico, USA y Canadá, que hubiera arrasado a las comunidades indígenas mexicanas, entró en crisis en mismo día en que debía ser proclamada. Las gentes de corazón moreno ( entre 10 y 15 millones de mexicanos) se hicieron de pronto visibles y pasaron a protagonizar la vida política del país tras 500 años de estar ocultos.
Era una verdadera lección de vida, era una apertura a la esperanza. Los que siempre nos habíamos considerado superiores, la izquierda eurocéntrica que suministraba la solidaridad a los pobrecitos indicietos, tan incapaces ellos de emanciparse por sí mismos, los que dábamos nuestra solidaridad a los pobres revolucionarios del atrasado tercer mundo recibíamos ese día no una lección política, sino un tratado entero. Un tratado de política que está lejos, por desgracia de haber sido asimilado.
Aquellos que desde el otro lado del espejo eran nuestros “partenaires”, nuestras contrapartes, aquellos que pasivamente debían recibir nuestra solidaridad ( o mejor dicho, nuestra caridad), nos decían: “levántense hermanos, no necesitamos su caridad, ayúdennos haciendo como nosotros, rebelándose frente a su situación, sean realmente solidarios cambiando la situación en sus países. Nosotros estamos dispuestos a solidarizarnos con ustedes, pobrecitos derrotados de la izquierda europea y a darles un empujoncito moral, una demostración practica de cómo se hacen las cosas. No nos imiten como monos, no repitan nuestras palabras como loros, no trasladen sus impotencias a una solidaridad caritativa, tranquilizadora de conciencias, justificadora en última instancia de la justeza de un sistema que debe ser superado”. Esa es la solidaridad del otro lado del espejo.


2.- El amor a la vida y la ironía como instrumentos de lucha y de conocimiento.

“Acatad los desórdenes. Vivid la crisis de los círculos cerrados. La rebelión contra la evidencia. Y no olvidéis que Dios no cumple con los mandamientos de la ley de Dios”.

Roque Dalton[10]


            Otro de los valores seductores, innovadores, de la propuesta zapatista ha sido la renuncia a la lucha por la lucha, a la acción decretada por una vanguardia y que crea una reacción represiva cuyo fin es ampliar el conflicto como táctica para implicar a los que no se quieran implicar. Si los zapatistas declararon la guerra al mal gobierno en 1994 no fue para sacrificarse de forma suicida o para cometer atentados sangrientos. No fue para entrar en México distrito federal a tomar el poder tras una sangrienta guerra civil. Fue por que estaban hartos de morir en silencio en una champa perdida en la selva por causa de enfermedades curables. Porque estaban hartos de pisar una tierra cuyo subsuelo esconde las mayores riquezas imaginables mientras en la superfície ellos morían o malvivían en la miseria absoluta y total. Por que tanto daba morir de hambre o enfermedad curable que de un balazo del ejército federal. Y se levantaron y declararon la guerra empuñando en muchos casos simples fusiles de palo, sabiendo que su gesto desesperado pondría el problema indígena en la agenda política de México. Cuando se cumplen diez años del levantamiento zapatista podemos decir que no solo pusieron el tema indígena en la agenda mexicana, sino que lo han puesto en la agenda del conjunto de América Latina.
            Aquellos que, desde otras experiencias guerrilleras, o desde cualquier laboratorio de retaguardia critican esta actitud llamándola ineficaz o suicida, o intentan calumniarla llamándola reformista deberían tener en cuenta que el conflicto de Chiapas ha mostrado un grado elevadísimo de eficacia: el número de muertos, víctimas de la guerra civil es muy bajo, infinitamente más bajo que el de los casos del genocidio de los pueblos mayas en Guatemala, la guerra civil en El Salvador o de Nicaragua, mientras que los resultados políticos son mucho más estimulantes y reales que en dichos países. No es el momento de analizar aquí este aspecto pero digamos que la eficacia política de la estrategia zapatista parece como superior[11].
            Los zapatistas no quieren ser mártires, ni quieren producir mártires, no quieren morir ni matar, quieren simplemente vivir. Pero para vivir deben hacer aquello que hacen: levantarse, hacerse visibles, hablar al conjunto de la nación y al mundo. Así lo expresa el Sup Marcos en julio de 2003 cuando dice: “En lugar de tejer su historia con ejecuciones, muerte y destrucción, se empeñan en vivir. Y las vanguardias del mundo se mesan los cabellos, porque en el  “vencer o morir” estos zapatistas ni vencen ni se mueren, pero tampoco se rinden y aborrecen el martirio tanto como la claudicación”[12]  Tal parece que siguieran el consejo de Georges Brassens: “Muramos por ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta...”[13].
            En el párrafo de Marcos mencionado más arriba encontramos otra de las características del discurso político zapatista: el humor, el buen humor, la inteligente ironía que se pone al servicio de la lucha y del conocimiento. Porque el conocimiento no es algo que se desprenda de la lectura de sesudos y aburridos ensayos “científicos”, que pretenden buscar ese estatuto científico (en ausencia de otros méritos) en al aridez de su lenguaje de madera, en el engolamiento de sus expresiones, en el aburrimiento de páginas y páginas ilegibles, abstrusas y repetitivas. Tratados en los que la cantidad ( de páginas) vence por goleada a la calidad.
Desde 1994, me encontré con una lectura política interesante sugerente, nada dogmática y, sin embargo, lejana de la claudicación y de la hipocresía, tras más de dos décadas de lecturas de informes políticos cuya única virtud era ir marcando los hitos del camino de la derrota. Una literatura política bien escrita, llena de metáforas, de imágenes poéticas, de sarcasmo y de ironía que se dirigía a mi inteligencia racional y trataba también de despertar mi inteligencia emocional. Por mi parte, volví a disfrutar leyendo textos políticos. Os invito a quienes no lo hayáis hecho a intentar esta experiencia.
Por ejemplo, los diálogos entre el viejo Antonio y Marcos son instrumento de conocimiento como lo eran los diálogos socráticos, que no aspiraban a la divulgación de una ciencia pura, si no a que cada uno extraiga de sus propias experiencias y de los razonamientos del otro un mayor y mejor conocimiento de la realidad.
Y junto a todo esto, la capacidad de reírse de uno mismo. La capacidad de conocer las propias limitaciones, los propios defectos, para no construir la imagen ingenua y decimonónica de los padrecitos de los pueblos, de los presidentes omnisapientes, omnipotentes y omnipresentes que velan por nosotros y pueden y deben decirnos en cada momento que debemos hacer: “Y luego ése que se dice que es su lider, el tal Sup Marcos, cuya imagen pública se acerca más a la de Cantinflas y Pedro Infante, que a la de Emiliano Zapata y el Ché Guevara. Y es inútil decir que así nadie los toma en serio, porque los primeros en burlarse de ser muy otros son ellos mismos”.  ¡Qué contraste con el pensamiento marxista-leninista-maoísta, línea del presidente Gonzalo![14]
            Como consecuencia de esa pedagogía dialógica elevada al rango simultáneo de camino y de objetivo, tenemos otro tema no menos trascendente y relacionado estrechamente con él: la superación del concepto de vanguardia, la superación de la separación entre el núcleo pensante e impulsor y la masa amorfa y pasiva. Una masa a la que éste núcleo impulsor debería proporcionar las verdaderas ciencia y conciencia. Lejos de éste engendro positivista originado en el pensamiento de la segunda Internacional ( Kautski) y heredado íntegramente por la Tercera ( y espero que nadie se ofenda si digo también que por la cuarta), y que ha producido tantos efectos colaterales negativos, los zapatistas son contundentes: la emancipación de cada uno y de todos es cuestión de cada uno y de todos. Y los dicen con toda contundencia posible: “Me cago en todas las vanguardias del mundo”[15]. También lo dicen de forma más sugerente y positiva. Con motivo de la Marcha del color de la tierra, Marcos dijo en el discurso pronunciado ante la multitud congregada en la plaza del Zócalo de México Distrito Federal: “Somos y seremos uno más en la marcha de la dignidad indígena. La del color de la tierra. La que develó y desveló los muchos Méxicos que bajo México se esconden y duelen. No somos su portavoz. Somos una voz entre todas las voces. Un eco que dignidad repite entre las voces todas. A ellas nos sumamos, nos multiplicamos con ellas. Seguiremos siendo eco, voz todos somos y seremos”[16]. Naturalmente este es un tema que requiere un debate importante que ahora no voy a desarrollar.

3.-  La autonomía como camino y como objetivo.  Devolver la soberanía a los ciudadanos.


"- Cuando yo empleo una palabra-dijo Humpty Dumpty con el mismo tono despectivo-, esa palabra significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos. 
- La cuestión es saber - dijo Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen cosas diferentes 
- La cuestión es saber- dijo Humpty Dumpty - quién dará la norma... y punto"
Lewis Carroll "A través del espejo"[17]

 Como se sabe, una de las reivindicaciones básicas de los zapatistas es, al lado de la Libertad y de la Justicia, la democracia. Con ese simple reclamo ya se denuncia que el estado mexicano, por sus métodos de gestión, por su forma política y por sus contenidos de clase no es un estado democrático. Como la mayoría de los autodenominados estados democráticos.
Naturalmente que tras la apropiación indebida del concepto democracia por parte de los liberal-capitalistas, va a ser difícil volver a dotar de contenido a la democracia. Estamos hartos de oir como los defensores del capitalismo se autodenominan “demócratas”. Aquellos que usan el término democracia de acuerdo con la norma que fija el poder, es decir de acuerdo con la idea que la democracia es un sistema de partidos, con elecciones periódicas y con división tripartita del poder (ejecutivo, legislativo y judicial) han aceptado ya las consecuencias de esa apropiación indebida, ya usan en concepto democracia de acuerdo con el caoncepto que imponen los que manda.
Pero la democracia de los padres fundadores no era una democracia representativa. Era una democracia directa. Según Castoriadis: "La oposición entre la democracia directa de los Antiguos y la democracia representativa de los Modernos resulta evidente... en la Grecia antigua, el derecho público al menos, desconoce la idea de representación, mientras que en los Modernos dicha idea está en la base de los sistemas políticos, excepto en los momentos de ruptura ( por ejemplo, los Consejos obreros o Soviets en su forma inicial), cuando se rechaza la enajenación del poder de los representados en favor de los representantes, y cuando los delegados indispensables de la colectividad no sólo son elegidos, sino que pueden ser destituidos en cualquier momento"[18].
De ahí surgen dos concepciones muy diferentes de la política. La concepción dominante hoy significa que los representantes electos son los depositarios de la soberanía y que pueden ejercerla a su antojo. De nuevo Castoriadis ha mostrado en una imagen eficaz el aspecto opresivo de este sistema: "¿Qué misterio teológico, qué operación alquímica hace que, un domingo cada siete o cinco años, vuestra soberanía se convierta en una fuerza que recorre todo el país, atraviesa las urnas y sale de ellas entrada la noche para manifestarse en las pantallas de televisión con el rostro de los "representantes del pueblo" o del Representante del pueblo, el monarca elegido "presidente"?" [19]. El sistema representativo no es democrático en tanto que secuestra la soberanía popular y se la entrega a la denominada clase política, a una aristocracia de funcionarios supuestamente conocedores mejor que el propio pueblo, que gestionan en su nombre y muchas veces en su contra sus intereses. Que esa aristocracia es una fiel guardiana de los intereses de las minorías oligárquicas es un secreto a voces. Que incluso la izquierda del sistema no puede, cuando llega al gobierno, ser otra cosa que una "leal gestora del sistema capitalista", como dijera el socialista francés León Blum en 1936, tampoco es ningún secreto. Que la corrupción generalizada es la forma de pago del sistema a estos leales gestores tampoco es secreto. Los acontecimientos recientes en la asamblea de Madrid, han venido a recordárnoslo.
            Marcos definió en 1997, la crisis de esta forma de la político de la forma siguiente: “El agotamiento del sistema de partidos no parece ser percibido pro las direcciones políticas. Unos y otros apuestan a que su producto tendrá aceptación en el reducido mercado electoral. Los ciudadanos no son vistos como personas políticas sino como clientes potenciales o seguros.... El voto, individual o corporativo, es la moneda que se pelean los mercaderes partidarios. Pero el tianguis dura solo un día. previo a ese día, las campañas publicitarias, grandes medianas y chicas, se despliegan para obtener ese voto, para hacerlo número y capital en la bolsa de los partidos políticos"[20]. Aunque estas palabras fueron escritas pensando en México, podemos preguntarnos,  ¿estamos tan lejos de México?
Frente a esa idea de democracia representativa ¿qué nos proponen los zapatistas? Nos proponen un uso de la palabra democracia ajustado a su contenido. La democracia para ellos no sería pues una serie de procedimientos, sino una forma concreta de dominación: el dominio del pueblo, de los de abajo sobre el conjunto social. Se trata, como ha dicho el sup de devolverle la soberanía al pueblo. El instrumento que devolverá esa soberanía al pueblo es la autonomía. Y como pasa siempre en el pensamiento zapatista, el instrumento es  también objetivo. La autonomía se construye ejerciendo la autonomía. El camino se hace andándolo y el socialismo del mañana solo puede conocerse y construirse a través de las luchas de hoy.
Debido al uso impropio y restrictivo de la palabra autonomía en la llamada España de las autonomías, el concepto ha sido degradado por el poder y ha tendido a perder significado. Pero debemos luchar por recuperarlo, por no entregarles nuestras palabras y nuestros conceptos a los Humpty Dumpty del poder. Nomos en griego significa ley, norma. Sería autónomo aquel que se dota a sí mismo de las normas y de las leyes con las que se rige y que además puede cambiarlas cuando lo considera oportuno. Esta consideración valdría tanto para el individuo como para la sociedad.
En julio de 2003, los zapatistas han dado una paso adelante  en la configuración de poderes autónomos. Desde siempre los municipios zapatistas han sido autónomos, es decir se han autoorganizado y han establecido, su propias normas, sus propias leyes. Ahora, con el paso de los Aguascalientes a los Caracoles tratan de dar un nuevo paso adelante, mejorar la organización, evitar desequlibrios territoriales, coordinar mejor los esfuerzos. En la segunda parte de La treceava estela, Marcos lo ha definido de este modo: "Pero la autonomía indígena (... ) es la capacidad de autogobernarse, es decir, de conducir el desarrollo armónico de un grupo social...las comunidades zapatistas son responsables en los proyectos ( no son pocas las ONG’s que pueden atestiguarlo), los echan a andar, los hacen producir y mejoran así los colectivos, no los individuos...” [21]
Los objetivos políticos clásicos del zapatismo: el mandar obedeciendo, el servir y no servirse, el bajar y no subir, el construir y no destruir, el proponer y no imponer, el representar y no suplantar y el convencer y no vencer, van a dar, tras la constitución de Los Caracoles, un paso adelante. Estudiarlo, reseguirlo y aprender de ello va a ser tarea apasionante.

4.- Cambiar la sociedad sin tomar el poder.


“No somos quienes aspiran a  hacerse del poder y, desde él imponer el paso y la palabra. No seremos. No somos quienes ponen precio a la dignidad propia o a la ajena, y convierten la lucha en mercado donde la política es quehacer de marchantes que disputan no proyectos sino clientes. No seremos. No somos quienes esperan el perdón y la limosna de quien simula ayuda cuando en realidad compra y no perdona sino humilla a quien, siendo, es un desafío y reclamo y demanda y exigencia. No seremos. No somos quienes, ingenuos, esperamos que de arriba venga la justicia que sólo desde abajo se crece, la libertad que sólo con los todos se logra, la democracia que es todos los pisos y todo el tiempo luchada
Sup Marcos, Discurso en El Zócalo, 11 de marzo 2001[22]
            
Y nuestro viaje al otro lado del espejo nos proprociona el don más preciado de la solidaridad de los seres de color tierra con nosotros, los rostros pálidos. La concepción otra, muy otra de la política y por ende, la diferente forma de entender el poder.  Ya vimos que los zapatistas pretenden refundar la política y la democracia. No sé decir si sobre bases nuevas o bien si es más acertado decir sobre las viejas bases de la democracia de los antiguos. Lo cierto es que quieren crear una fuerza política que haga política en la sociedad civil, una fuerza política que no se presente a las elecciones  y que no se propone, como alternativa, la toma violenta del poder. Lo cierto es que pretenden cambiar las cosas, cambiar la vida sin tomar el poder[23].
            La crítica del estatismo, la crítica de la vanguardia, la reivindicación de la sociedad civil como el lugar privilegiado de la política, comporta un enriquecimiento de la teoría del poder que históricamente ha sustentado la izquierda. Si los regímenes dictatoriales duran, si la opresión persiste, si en los países con regímenes representativos la gente vota por opciones que claramente están en contra de sus intereses, ello no puede ser reducido al papel represivo y de control del estado y a la manipulación ideológica de los medios de comunicación. Sería estúpido negar el papel de ambas cosas, pero el poder no se reduce a ellos.
            Fue Michel Foucault quién entre durante la segunda mitad del siglo pasado inició una indagación sobre los micro fundamentos del poder, sobre su carácter difuso, capilar: “El poder no opera en un solo lugar, sino en lugares múltiples: la familia, la vida sexual, la forma en que se trata a los locos, la exclusión de los homosexuales, las relaciones entre hombres y mujeres...relaciones todas ellas políticas”[24]. O bien: “Una sociedad no es un cuerpo unitario en el que se ejerza un poder y solamente uno, sino que en realidad es una yuxtaposición, un enlace, una coordinación y también una jerarquía de diferentes poderes, que, sin embargo persisten en su especificidad...  La sociedad es un archipiélago de poderes diferentes”[25].
            Para Foucault, el capitalismo habría alcanzado un modelo de sociedad disciplinario y de control que logra que las personas, o sea los átomos que forman la sociedad, interioricen en sus mentes y en sus cuerpos la disciplina que el sistema lleva imponiendo desde hace al menos doscientos años: “La disciplina es, en el fondo, el mecanismo de poder por el cual llegamos a controlar el cuerpo social hasta los elementos más tenues, y por éstos alcanzamos los átomos sociales sociales mismos, es decir los individuos. Técnicas de individualización del poder. Cómo vigilar a alguien, cómo controlar su conducta, su comportamiento, sus aptitudes, cómo intensificar su rendimiento, cómo multiplicar sus capacidades, cómo situarlo en el lugar que sea más útil: esto es, desde mi punto de vista, la disciplina” [26]( Ibíd. ).
            Esta reflexión más profunda sobre el poder que no es el Poder sino un archipiélago de poderes , es lo que me parece esencial del mensaje que nos mandan los zapatistas. No se puede tomar el poder porque el poder no es un sitio: una Bastilla o un Palacio de Invierno. El poder está difuso en la sociedad, el poder es una multiplicidad de relaciones sociales a las que hay que dar alternativa una a una y en la globalidad.
La alternativa en todas partes es la democracia irrestricta, la construcción de la autonomía a todos y cada uno de los niveles. De ahí que la idea de red no es sólo una idea simpática, más menos libertaria o ingenua. Por el contrario solo construyendo redes, contrapoderes reales, solo creando lentamente espacios de rebeldía se puede pensar algún día en cambiar las cosas y en cambiar la sociedad.
Esta es a mi modo de ver, el principal regalo que la solidaridad que viene desde el otro lado del espejo, que la solidaridad de los seres de corazón moreno y del color de la tierra nos han hecho en estos últimos diez años de lucha a los rostros pálidos. Otra concepción de la política, otra concepción de la demcoracia, otra concpeción del poder.
Sin duda, para los rostros pálidos de la izquierda europea, usar estos conceptos no sólo resulta novedoso si no también muy doloroso. Significa un viaje de vuelta hacia nuestros orígenes, un viaje a lo que fuimos cuando éramos jóvenes, antes de que las enfermedades seniles del estatismo y del burocratismo nos deformaran hasta hacernos irreconocibles. Es tan doloroso que muchos se aferran como clavo ardiente a la idea del estado nacional y a la de la conquista del poder en ese marco territorial.
Ese temeroso rechazo europeo a recibir la solidaridad de los hombres de corazón moreno, no deja de ser paradógico porque muchos de los pensadores que han antecedido a los zapatistas y a Marcos en la formulación de los conceptos básicos de esa forma de pensar son europeos: Marx, Gramsci, Luckács, Lefebvre, Castoriadis, Foucault...
Hace diez años, los primeros en poner estos conceptos en el laboratorio de la realidad, los primeros en someterlos a la crítica de las armas, en la actual fase del capitalismo han sido los zapatistas. A ellos les debemos la recuperación del atrevimiento y de la imagianción. A ellos les debemos el incio de un nuevo ciclo de luchas que esta lejos de heber concluido su recorrido.


                        Badia-Sabadell, entre noviembre de 2003 y 1 de enero de 2004
  (*) Joan Tafalla es maestro de enseñanza primaria, militante comunista desde 1971 y miembro de la asociación Espai Marx. ( www.espaimar.org ). Como Edith Piaff  “ne regrette pas rien”.




[1]
[2] Vocabulario básico previo.- En este texto entenderemos por seres de corazón moreno o también del color de la tierra los habitantes de aquel rincón de la tierra que el 1 de enero de 1994 mostraren al mundo que tienen como alimento la dignidad, como bandera  la rebeldía y como mañana un mundo en que quepan muchos mundos( Marcos, julio 2003. Entenderemos por rostros pálidos los habitantes de la parte Norte del Planeta, que después de demasiadas  derrotas sucesivas habíamos aprendido  a querer a  las cadenas que nos atan...
[3] Alicia a través del espejo, in Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas. Editorial Optima, Barcelona 2000.   
[4] Subcomandante Marcos. Discurso en El Zócalo, 11 de marzo 2001. http://www.ezln.org/marcha/index.html
[5] Manuel Vázquez Montalbán. Marcos: el señor de los espejos,  Aguilar, Madrid, 1999, pág. 109
[6] Libro citado, págs. 137, 138.
[7] Libro citado, pág. 160.
[8] Véase. Joan Tafalla “Presentación” del Número Espacial: Zapatismo. Realitat nº 52, Barcelona 1997. Este número especial de la revista teórica del PCC recogía diversos articulos procedentes de los cuatro primeros números de la revista Chiapas, que Ana Esther Zezeña me proporcionó en una escuela de Terrassa durante el Segundo Encuentro Intercontinental de los Pueblos que se celebró en diversas localidades de España y que culminó en el latifundio ocupada por los jornaleros del SOC “El Indiano” en Puerto Serrano. El propio número de la revista y un pequeño dossier que publiqué en Avant ( órgano central del PCC) fueron semillas sembradas en terreno baldío. La derrota del “socialismo real” no hubiera debido ser la de los comunistas catalanes. Pero esa derrota instaló al PCC en la aceptación resignada de lo existente.
[9] La treceava estela, ibid.
[10] Roque Dalton, “Los ocho mandamientos de la ley de…”, en Roque Dalton, Antología, Selección y prólogo de Mario Benedetti, Colección Visor de Poesía, Madrid 2000.
[11] Véase Sergio Rodríguez Lazcano “El zapatismo, un puente a la esperanza”. Revista Rebeldía nº  1, México, Noviembre 2002. www.rebeldia.org .
[12] Sup. La treceava estela. Segunda parte. Ïbid.
[13] Georges Brassens. “Poèmes et chansons” Editions du Seuil, Paris septembre 1993, Págs. 242-244. Véase anexo.
[14] Esa es la formulación aproximada de la ideología de Sendero Luminoso hecha por el propio Abimael Guzmán.
[15] Subcomandante Marcos.
[16] Subcomandante Marcos. Discurso en El Zócalo, 11 de marzo 2001. http://www.ezln.org/marcha/index.html
[17] Lewis Carroll, ibid., pàgs 185-186.
[18] Cornelius Castoriadis "Imaginario político griego y moderno" in "El ascenso de la insignificancia", Frónesis, Cátedra Universidad de València, Madrid 1998., pag. 162.
[19] Castoriadis, Ibíd. , Pag. 163.
[20] Sup Marcos "7 preguntas a quién corresponda”, in Realitat nº 52, Número especial: Zapatismo.
[21] Ibíd. . Segunda parte, 12.
[22] Sup. Marcos, Discurso en El Zócalo, 11 de marzo 2001, Ibíd.
[23] John Holloway, “Cambiar el mundo sin tomar el poder” El Viejo Topo, Barcelona 2002.
[24] Michel Foucault, “Diálogo sobre el poder”,  mayo de 1975, in Michel Foucault Estética, ética y hermenéutica; Paidós Básica, Barcelona 1999.
[25] Michel Foucault, “Las mallas del poder”,   1976, In . “Estética, ética...” Ibíd.
[26] Ibíd.

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